Todo lo que tiene se lo ha ganado a pulso Higuaín, tipo terco donde los haya. En sus últimos 90 partidos de Liga marcó 67 goles, una cifra tan tremenda como inferior a las veces que alentaron su traspaso. Sin embargo, por mucho que Benzema sea el ojito derecho de Florentino, Mourinho obra en consecuencia. Y el Pipa ya es el �pichichi� blanco, porque ante el Betis anotó su segundo �hat trick� consecutivo. Con esa contundencia, el golazo de Kaká o la confirmada generosidad de Cristiano pasan irremediablemente a segundo término. [Narración: 4-1]
Fue la típica tarde animada por los goles y la sugestiva propuesta visitante. Si hace tres semanas se animó el Rayo, esta vez llegó el Betis con la defensa adelantada y el toque por bandera. Convencido de que su Liga se juega en otros escenarios, Pepe Mel repitió la propuesta de siempre, esa con la que el año pasado deslumbró en el Camp Nou. De inicio se fue a campo rival con descaro y Casillas negó las opciones a Casillas, que debió patear en largo.
Tan adelantado se estiraba el Betis, que en cinco minutos, su línea de atrás ya forzó dos fueras de juego, de Higuaín y Cristiano. Kaká, actuando desde la izquierda, puso a Casto en los primeros aprietos. En el otro área, Rubén Castro tenía ganas porque volvía de una lesión. Antes del cuarto de hora probó a Casillas y Molina, su compañero de fatigas, no alcanzó para aprovechar el rechace.
La lesión de Vadillo
El buen tono visitante se truncó como la rodilla de Vadillo. Cinco minutos con 10 fueron demasiada ventaja para un equipo con la brutal aceleración del Madrid. Dos arrancadas de Kaká ampliadas con centros de Higuaín no culminaron en gol de Cristiano por un soplo. Al Betis ya le costaba ampliar el campo para tocarla por abajo. Y le tapaban a Beñat y se quedó sin el balón un cuarto de hora. Algo normal en este estadio, sobre todo cuando el escuadrón de Mou saca la corneta.
Aprieta el Madrid arriba y le bastan 15 segundos para hacer una ocasión. Más aún si Lass se adueña de su zona y la saca con acierto casi de primeras. Bajo esas constantes se manejó el partido un buen rato, con la excepción de una carrera de Nacho por la derecha y el empalme fuera de Rubén Castro. Al minuto 43, se dio idéntica ejecución entre Cristiano y Kaká. Al contrario que el Rayo, tan valiente o más, el Betis ganaba el descanso con el cero en la portería.
Claro, que ese paisaje lleno de posibilidades le duró 40 segundos a Mel. Un ejemplo más de que el Madrid actúa como un trueno, cuando cabalga Cristiano por la izquierda y sirve a Higuaín, solo ante la red. O cuando Kaká conecta una de esas roscas pegaditas al palo con las que enloquecía San Siro. De nuevo, hubo que apuntar la asistencia a CR-7, cuyo empeño filantrópico no es el de Al Gore o Bill Gates, pero casi. A Casto, rígido toda la tarde, le quedaba media hora por delante, una eternidad en Chamartín.
Altintop por Cristiano
Kaká había dejado su espacio a Di María, que si tenía �jet lag� no se notó en absoluto. Nunca se deja ganar la tostada el argentino, aunque también sabe ser generoso. Un instante después del 2-1 de Jorge Molina, perfilado en la derecha, vio el hueco hacia Higuaín, cuyo quiebro y definición casi sin ángulo pusieron al estadio en pie. Por no hablar de su �cuchara� en el 4-1, con otra asistencia de su compatriota.
El �hat-trick� era un hecho y Benzema observaba desde el banquillo. No hubo minutos para Karim, sino para Altintop, sorprendente relevo de Cristiano. Özil, con tantas dudas como cansancio, siguió el mismo camino y compareció Coentrao. Mourinho necesita recuperar a todos para el futuro, aunque sólo reserva sitio en el once para un delantero. Y a día de hoy, parece que sus preferencias han vuelto a inclinarse por Higuaín.
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