Uno de los temas recurrentes estas últimas semanas en la esfera azulgrana es la igualada a goles de Leo Messi a todo un mito del barcelonismo como es LázlóKubala. Con 194 tantos anotados, es cuestión de tiempo que el crack argentino supere al húngaro y recorte las 41 dianas que le separan de César, un objetivo que una vez logrado le convertiría en elmáximo goleador de la historia del Barça en partidos oficiales. Sin embargo, esto no sería suficiente para tener el récord absoluto como mayor artillero azulgrana. Aún necesitará unos cuantos tantos más para llegar a la altura de Paulino Alcántara, que ocupa la cúspide como mayor killer del Barcelona.
Hace 115 años nació en Filipinas –cuando el país asiático aún era colonia española- el máximo goleador de todos los tiempos de la entidad azulgrana. Hijo de un militar español y de madre filipina, fue el primer ídolo de masas del Barça. Anotó la friolera cifra de 357 goles en 357 partidos durante sus 15 temporadas en el club catalán.
El 25 de febrero de 1912, cuando jugó su primer partido, tan sólo era un niño de 15 años, pero ya anotó tres goles ante el FC Català, presagiando un futuro prometedor tanto para el futbolista como para la propia entidad.
Por aquel entonces el fútbol se encontraba en una fase inicial en cuanto a regulaciones se refiere. Desde principios del siglo XX ya existía el Campeonato de España –actual Copa del Rey-, pero ésta era la única competición a nivel estatal. La profesionalización del fútbol no llegó hasta 1926, creándose la Liga en 1928, un año después de la retirada de Alcántara. Fueron muchos los partidos que disputó y los goles que marcó, pero no han sido reconocidos a nivel estadístico al no ser encuentros oficiales, algo que le ha supuesto caer en el anonimato.
El poco reconocimiento actual no quita mérito a un hombre que perforó las redes en infinidad de ocasiones. Incluso una vez lo hizo en sentido literal. Fue en un partido con la selección española disputado el 1922 en Burdeos, cuando se sacó un latigazo que agujereó la red del meta galo. Con esa acción se ganó el apodo de �romperredes�, una acción que le sirvió para hacerse un nombre a nivel internacional aunque disputara muy pocos encuentros con España. La compaginación del fútbol con sus estudios de medicina limitó su presencia en el combinado nacional y también en el Barça, donde se perdió varias temporadas.
Cuando en 1916 se fue a Filipinas con sus padres a continuar sus estudios, una multitud de aficionados se acercaron al puerto para despedirle. Se marchó triste y entre lágrimas, pero su historia con el Barça no había terminado. En la ex colonia española siguió jugando a fútbol en el Bohemian de Manila y con la selección filipina, hasta que recibió un telegrama desde Barcelona. El club rogaba su vuelta después de dos años sin conseguir ningún título. Su fervor por el fútbol, y en especial por el gol, hizo que volviera a la Ciudad Condal y retomara su época de éxitos.
De constitución delgada y aparentemente frágil, no respondía a la rudeza que solía caracterizar al futbolista de esos tiempos. Iba más en concordancia con el prototipo de jugador del Barça actual. Dotado de gran velocidad y fuerte disparo, a Paulino se le reconocía por llevar atado un pañuelo blanco en el pantalón, símbolo distintivo que lo hizo popular entre los aficionados. Fue así la primera figura mediática del club azulgrana, pese a no ser recordado hoy en día de la misma manera que Ricardo Zamora o Josep Samitier, otros dos iconos de la década de los años 20 con los que compartió vestuario.
En 1927 le organizaron un gran homenaje en su partido de despedida. Con Les Corts lleno a rebosar, una avioneta sobrevoló el estadio y lanzó el balón que dio pie al inicio de su definitivo encuentro. Cuando se retiró ejerció de médico, dedicándose al oficio por el que había estado preparándose durante toda su carrera.
Alcántara contribuyó a engrandecer el Barça y la masa social del club, que tuvo que mudarse del campo de la calle Industria, que se había quedado pequeño, a Les Corts, algo parecido a lo que sucedió años después con Kubala y el Camp Nou. La pasión del delantero filipino por el fútbol, su humildad y su profesionalidad sobre el césped recuerdan mucho al que a día de hoy es el jugador más emblemático por miles de aficionados azulgranas, Leo Messi. Como sucedió con el Doctor Alcántara, la �enfermedad� por el gol seguirá expandiéndose dentro del argentino e irá acortando partido tras partido la distancia anotadora con respecto al que fue el primer gran goleador de la historia azulgrana. Sólo el tiempo dirá si llegará a superarlo.
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