"Me guardo las palabras para el día 29". La proclama de Lionel Messi, ante un Camp Nou entregado el día de la celebración del tricampeonato de liga del Barcelona, le sirvió de coartada para zafarse una vez más de hablar en público.
El lunes, a las puertas de su segunda final de la Liga de Campeones frente al Manchester United, el astro argentino enfrentó por enésima vez un tumulto de micrófonos y cámaras en la zona de prensa del Camp Nou.
Con semblante serio, casi ausente, como si imaginara las agujas de un reloj que avanza lento hacia el partido mientras escucha las mismas preguntas de siempre, Messi respondió como juega: rápido y directo, sin adornos innecesarios ni tiempo para la reflexión.
"Tengo ganas de que empiece la final", dijo.
Que es un pésimo entrevistado lo saben todos los que se agolpan a su alrededor y los millones que lo siguen al otro lado de las pantallas. Pero a Messi no le pagan por hablar. El es el número uno del mundo sobre un campo de fútbol. Y eso también lo saben todos.
A punto de cumplir 24 años, once en el Barça desde que Carles Rexach quedara prendado de sus gambetas en un partido ante los mayores, La Pulga no admite discusión alguna cuando la pelota echa a rodar. Si no lo dice él, siempre tímido y humilde lejos del terreno de juego, lo aseguran sus compañeros.
"Hay jugadores buenos, otros muy buenos, otros top y otros que están por encima de todos, que son muy pocos", resumió el lunes el brasileño Maxwell. "Leo está entre ellos, es de los que dejan historia. Una leyenda del fútbol".
Barcelona busca su cuarto título de la Copa de Europa, luego de ganar el primero en 1992, también en Wembley. El segundo llegó en 2006 en París contra el Arsenal, cuando Messi no pudo jugar la final por una lesión en una rodilla. En el tercero, hace dos años en Roma, el argentino brilló con un gol de cabeza en el 2-0 sobre Man United.
Después de esa final perdida, Cristiano Ronaldo dejó Manchester para disputarle a Messi el trono de la liga española desde el Real Madrid. Aunque el portugués se llevó esta semana el récord del máximo goleador en una temporada de liga (con 40 dianas), no ha logrado eclipsar la figura de Messi, que siguió creciendo hasta niveles superlativos.
Por su parte, el argentino insistió el lunes en "felicitar a Ronaldo y esperar a ganar otro título colectivo, que es lo que de verdad me importa".
Tras la llegada del técnico Pep Guardiola en 2008, jugadores como Ronaldinho, Deco y Samuel Etoo partieron para dejarle a Leo el centro de la escena. Guardiola ha sabido dejar hacer al genio, exigiéndole al mismo tiempo.
"Queremos que tenga libertad y dé rienda suelta a su creatividad", aseguró el lunes el técnico. "El está contento porque tiene a jugadores que le apoyan y se siente importante".
Los números validan la condición de monarca mundial de Messi en los últimos tres años. Aparte de ganarlo casi todo con el Barcelona, ha mejorado progresivamente su promedio goleador: 0,75 goles por partido en 2008-2009, 0,89 en 2009-2010 y 0,96 en la actual temporada, para un total de 137 en 158 partidos. Esta campaña, tiene 52 tantos en 54 encuentros y en Wembley podría superar los 53 de Cristiano en todas las competiciones.
"Es espectacular tanto dentro como fuera del campo", dijo su compañero brasileño Adriano. "Sobre todo por lo que representa para el fútbol mundial y, concretamente, su país".
Precisamente las bajas prestaciones de Messi con la selección argentina sólo se explican en Barcelona bajo la tesis de que, con la camiseta azulgrana, se siente arropado y comprendido. Su equipo juega por él y él se entrega al equipo, esforzándose tanto en el desmarque como en la recuperación.
Si en la calle todos tienen claro quién es el número uno, en el cuadro técnico también. No en vano Zlatan Ibrahimovic fue devuelto al calcio ante su falta de apego por un rol secundario y David Villa ha sido reubicado en la banda para que Messi campe a sus anchas como "falso nueve".
En esta temporada, Messi lidera la tabla de goleadores de la Champions con 11 goles y con uno más igualará la marca histórica del holandés Ruud Van Nistelrooy, que sumó 12 en la campaña 2002-2003.
Lio se antoja también el futbolista más hiperactivo de la competición europea en esta edición, siendo el que acumula más remates al arco (31) y faltas recibidas (30) en el equipo que promedia mayor posesión de balón por partido (62%).
Una victoria el sábado le permitirá a Messi alcanzar a otro ícono barcelonista, el holandés Johann Cruyff, con tres títulos. En el Olimpo europeo, el madridista Paco Gento lidera con seis trofeos entre 1955 y 1966. El gran Alfredo Di Stéfano lo sigue a uno de distancia, mientras que Eto"o y Clarence Seedorf ganaron cuatro cada uno.
Pero Guardiola no cree que el legado de Messi dependa de llevarse este título.
"Leo es grande en todo", dijo el técnico. "Lo es porque es capaz de decidir una semifinal de la Champions en un partido, como hizo con los dos goles en el Bernabéu, y también porque, si hay que hacer un esfuerzo para ayudar a sus compañeros, él lo hace. No se puede hablar de los éxitos del Barça en los últimos años sin él".
Además, como todo buen rey, Messi sabe lo que quieren sus fieles. Que el día 29 regrese al Camp Nou y pronuncie aunque sea una palabra: "Campeones".
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