Lo que no aclaró anoche en Zagreb Cristiano Ronaldo, tobillo ensangrentado, oídos repletos de pitos, es el papel de Messi en las embestidas que recibe de las masas almacenadas en gradas. Se quedó en explicar los silbidos: “Yo pienso que por ser rico, por ser guapo, por ser un gran jugador, las personas tienen envidia de mí”.
Pero además de silbarle, durante casi todo el partido el fondo norte estuvo cantándole “Messi, Messi”, también rico y gran jugador, aunque quizá algo menos guapo. Como los silbidos y las invocaciones al delantero del Barcelona se producían muy cerca en el tiempo y en ocasiones incluso se solapaban, cabe deducir que formaban parte de un mismo paquete. Messi también como desprecio arrojado sobre Cristiano. Aunque -ya digo- faltó que completara su análisis de los silbidos con el de las invocaciones a Messi, y su papel en la envida, o lo que sea.
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