En tan sólo 11 días y cuatro partidos, la cuesta abajo resulta tan evidente que el propio José Mourinho no ha tardado en calificarla como "preocupante". Y la situación debe interpretarse más allá del resultado, que de todo ha habido en este trayecto. Las dos victorias iniciales ante Getafe y Dinamo dieron paso a los tropezones ante Levante y Racing. Después de la derrota en Valencia se pidió una reacción, pero tras elpésimo juego en El Sardinero más bien cabría hablar de involución.
Desde la llegada de Mou, el Madrid no había enlazado dos jornadas sin ganar y tampoco sin ver portería. El curso pasado ya dejó escapar el título tras los pinchazos ante siete modestos (Mallorca, Levante, Almería, Osasuna, Deportivo, Sporting y Zaragoza), aunque nunca había ofrecido un fútbol tan pobre como en Santander, donde sólo remató dos veces a portería.
La falta de intensidad fue tan clamorosa, la imagen tan mala, que hasta Florentino Pérez bajó al vestuario para encerrarse unos minutos con sus futbolistas. "Vino para darnos su confianza y apoyarnos, que es lo que siempre ha hecho", comentó después Arbeloa, una de las voces autorizadas de la caseta. "Somos un grupo unido", ratificó Alonsotambién en la zona mixta.
Todo terminó en un abrazo y una conjura para mejorar en el futuro inmediato. El sábado, de regreso al Bernabéu, el Madrid debe recuperar sensaciones, sobre todo en ataque. No basta con monopolizar la posesión, si apenas se abren caminos hacia el área rival. Ante el Levante, pese a jugar en inferioridad, el 70 por ciento de dominio únicamente se tradujo en tres disparos a palos. Tres días después, el 74 por ciento se canalizó únicamente en dos paradas de Toño.
Falta de intensidad y ambición
Unas cifras lamentables, sobre todo comparadas con la primera salida del año, en Zaragoza, con 17 tiros a portería y seis goles. A Cristiano Ronaldo le duele el tobillo y a Özil se le apagaron las luces en Zagreb. El mal momento de Alonso y la intermitencia de Di María debilitaron aún más un frente de ataque donde sólo Benzema mantiene las constantes vitales. Y es que la aportación desde el banquillo de Kaká o Higuaíntambién resultó irrelevante
"Incapacidad no se ve. Tenemos talento para crear ocasiones", defendió Casillas, bastante preocupado con el paupérrimo despliegue ofensivo. Resulta obvio que el margen de progresión es inmenso, aunque la mejora, más allá del fútbol, debería comenzar en lo anímico. Hasta ahora, nunca se había visto al conjunto de Mou con semejante falta de intensidad y ambición.
En el último año, el preparador de Setúbal dejó muchas pruebas de su libro de estilo. Y todas se basaban en un elevadísimo ritmo. La mejor versión de esas exigencias físicas se traducían en una presión incansable y veloces transiciones. Nada de eso se vio en las dos últimas fechas. Y únicamente con cuentagotas en las dos anteriores citas ante Getafe y Dinamo. Por eso, la fórmula para el verdadero paso adelante se resume a la perfección en lo que dijo Arbeloa. "Debemos demostrar carácter".
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