El Real Madrid solventó sin alardes su compromiso de octavos, dejó en el camino al CSKA Moscú, resignado a su suerte, y dio un paso más en su empeño por conquistar la Décima que le devuelva el reinado europeo.
Lejos de la aplastante autoridad mostrada por otros aspirantes en sus respectivos compromisos, evidenciada por el propio conjunto blanco en la fase de grupos, el Real Madrid eliminó a su rival sin demasiados lujos. También sin apuros. Con brillo a ratos. Pero sin continuidad.
El Real Madrid estará por segundo año consecutivo en los cuartos de final. A la espera de empresas mayores. Enterradas ya las noches negras que tradicionalmente dejaban al bloque blanco estancado en la frontera de los octavos.
José Mourinho mantuvo la apuesta del argentino Gonzalo Higuaín como referencia en ataque. En detrimento del francés Karim Benzema, ya en condiciones y con minutos en Sevilla, contra el Betis, después de su lesión en Moscú. Con el brasileño Kaka y el alemán Mesut Ozil otra vez juntos de inicio.
Con los papeles claramente definidos, fue el CSKA, sin embargo, el que dio el primer paso al frente con una acción que el marfileño Seydou Doumbia lanzó alto cuando encaraba a Iker Casillas.
El marcador adverso que cosechó en su estadio no había alterado el planteo de Leonid Slutski. No había tanta distancia hacia el pase a cuartos. Un gol. Un triunfo. Paciencia, por eso.
El Madrid, en el arranque, estuvo impreciso, sobre todo en el último pase. Y facilitó las salidas a la contra de su rival. Especialmente dirigidas por el nigeriano Ahmed Musa, que siempre buscó a Doumbia, pendiente de cualquier error de cálculo de Pepe o Sergio Ramos.
Un fallo de Aleksei Berezutski propició la primera ocasión blanca, con una jugada de Cristiano Ronaldo que acabó con un remate fallido de Kaká.
El brasileño, activo pero poco afortunado al principio, facilitó el gol de Gonzalo Higuaín, poco antes de alcanzar la media hora de partido. El brasileño controló a la perfección un estupendo centro del alemán Sami Khedira, que tomó en un renuncio a toda la zaga rusa. Higuaín, con el arco vacío, rompió la resistencia moscovita.
El gol subrayó el dominio blanco. Evidente desde pocos minutos antes. En cuanto el conjunto de Jose Mourinho se asentó y recordó las carencias defensivas de su adversario.
Pero nada había cambiado para el CSKA. La distancia era la misma. Mantuvo el tipo pero flaqueó en la intensidad de su presión. Le vino bien al Madrid, que desplegó contraataques que pudieron cerrar el partido a pesar de la intervención de Casillas, que desvió un peligroso remate de Musa.
Un regalo de Chepchugov a un lanzamiento lejano de Ronaldo cerró el partido. El guardameta ruso tuvo un error de bulto. En un tiro fuerte pero centrado. Al cuerpo.
El fallo echó por tierra la estrategia de Leonid Slutsky, necesitado ya de una apuesta mayor si quería seguir vivo en el torneo.
Benzema entró por Higuaín. A los 20 segundos de estar en el césped ya marcó. Su gol finiquitó del todo el enfrentamiento y dejó atrás dos amenazas previas del CSKA, que tuvo opción de regresar a la eliminatoria.
Tuvo su gol a falta de un cuarto de hora en una jugada brillante del serbio Zoran Tosic, que lanzó un misil fuera del alcance de Iker. El tanto animó al cuadro ruso, que en el tramo final rondó el área del portero madridista más de las veces deseadas. Hasta que un último gol de Ronaldo, sin oposición, redondeó el pase a cuartos.
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