La época en la que los grandes del fútbol español sucumbían a las primeras de cambio en el torneo del KO ha pasado. Definitivamente. El Barça debutó en la Copa del Rey y lo hizo ante un equipo que de perita en dulce no tenía nada. El histórico Deportivo Alavés, un clásico del fútbol español que jugó la final de la UEFA hace una década y que ahora lidera el grupo segundo de Segunda División B, no se lo iba a poner fácil.
Por eso, Tito Vilanova alineó un once de garantías con muchos más titulares de los que Guardiola acostumbraba a sacar de inicio en este tipo de partidos. Repitió con Pinto en la portería y después colocó hasta siete habituales: Dani Alves, Busquets, Mascherano, Iniesta, Cesc, Villa y Alexis. El único jugador del filial era Sergi Roberto, que jugaba sus primeros minutos de la temporada, mientras Bartra y Martín Montoya son futbolistas de la primera plantilla.
Pese a que los locales comenzaron presionando apoyados en una afición de 10 que llenó Mendizorroza, el Barça se hizo con el mando del partido y no lo perdió. Jugó tranquilo, tocando, esperando su oportunidad y éstas fueron llegando poco a poco. Se las repartieron Alexis y Villa, los dos delanteros que luchan por un puesto en la punta del ataque culé, y el asturiano volvió a ganar la partida. Marcó un golazo a cinco minutos del descanso en una de sus primeras ocasiones, mientras el chileno se estrelló una y otra vez contra el meta Urtzi.
No cambiaron las tornas en la segunda parte. Iniesta siguió escribiendo el mismo guión con otro golazo por la escuadra que dejaba sentenciado el partido y los dos entrenadores aprovecharon para hacer cambios y que fueran jugando los menos habituales. Los locales, como un premio a unos futbolistas que han llegado lejos en la Copa. Los visitantes, para dar descanso a los más cargados y minutos a jugadores que los necesitan, como Song.
Cesc completó la goleada con un tanto de cabeza en el tramo final del partido y el choque concluyó con el Alavés intentándolo hasta el último momento, aunque sin poder dar a su afición la alegría de meterle un gol al Barça. Los de Tito Vilanova certificaron su pase a la siguiente ronda de la Copa del Rey con un encuentro muy serio, mientras los de Nacho González se tomarán la vuelta en el Camp Nou como un premio para centrarse en la liga y el ascenso a Segunda División, que es realmente lo que les intersa.
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