Máxima alerta, cero concesiones y todo bajo control. Estas son las conclusiones obtenidas tras reunirse todas las partes implicadas en la seguridad del partido del sábado en el Santiago Bernabéu entre el Real Madrid y Barcelona, por la fecha doce de la Liga española (13:15 HB). La luz roja está encendida, pero el compromiso es máximo para que al término del partido tan solo se hable de fútbol.
El clásico de la Liga española siempre es el centro de atención deportiva del mundo entero, pero ahora, tras lo sucedido el viernes en París, el partido no solo será observado por lo que pase en el terreno de juego, también por lo que suceda en el perímetro de influencia del Bernabéu.
Toman precauciones. Claro está, el partido ha sido declarado de alto riesgo, como es habitual, pero las medidas de seguridad se multiplicarán.
Respecto a otros clásicos se van a variar e intensificar las medidas adoptadas en los últimos años y que siempre han terminado en éxito ante la ausencia de incidentes en la zona.
Desde días antes del partido se hará seguimiento de los vehículos aparcados en las cercanías. Perros adiestrados buscarán cualquier rastro de explosivos, se peinarán las alcantarillas en los aledaños del Bernabéu, así como se extremará al máximo la entrada y salida de gente del estadio en las horas previas al choque.
La principal novedad es que se establecerán tres anillos de seguridad, con la intención de mantener alejado del recinto a todo aquel que no tenga entrada.
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