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martes, 27 de enero de 2015

Cristiano Ronaldo hace gala de su mal genio

El portugués Cristiano Ronaldo ha regresado a las sombras que en su pasado le condujeron a una mala fama, y a ser el jugador más odiado en los estadios fuera del Santiago Bernabéu, con su quinta expulsión en España, en Córdoba, por la que el Real Madrid espera dos partidos de sanción.

El madridismo está en vilo pendiente de la decisión que el miércoles tomará el Comité de Competición tras la expulsión por tarjeta roja directa de Cristiano en El Arcángel.

En las altas esferas del club esperan dos partidos de sanción, lo que permitiría al portugués jugar un duelo clave en la lucha por el título de Liga en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid y cumplir su sanción ante Real Sociedad y Sevilla.

A todos sorprende la imagen que dejó Cristiano en el estadio del Córdoba en un día en el que todo le salió mal. Alejado de su verdadero nivel, pagó su frustración con los rivales. Lo que peor ha sentado en el club fue su forma de abandonar el terreno de juego, limpiando el escudo de campeón del mundo en un gesto de prepotencia incomprendido.

Devuelve a la escena antiguas polémicas de las que se había alejado, pero en segundos tiró por tierra meses de buen comportamiento y campañas que lavaron su imagen para mostrar el Cristiano persona, el buen compañero que sorprende a la plantilla con regalos, como un reloj conmemorativo de alto precio, o el futbolista solidario que se vuelca con cualquier necesitado y afronta económicamente tratamientos para pequeños enfermos.

La primera expulsión de Cristiano llegó en diciembre de 2009. En uno de esos partidos que andaba peleado con el mundo, no celebraba tantos de compañeros en el Bernabéu ante el Almería pero se quitaba la camiseta tras marcar él de penalti par ver la primera amarilla y recibir la segunda al responder con una patada sin balón a un golpe de un rival.

Por roja directa el primer precedente llegó mes y medio después, por un codazo que dio mucho que hablar porque partió la nariz de Mtiliga en un duelo ante el Málaga en enero de 2010. Denunció con sus posteriores declaraciones una persecución arbitral sin aceptar su agresión, asegurando que lanzó el brazo sin mala intención.

En duelos calientes es cuando Cristiano más ha entrado al trapo de sus rivales. Le provocaron en un derbi con el Atlético de Madrid, en la final de Copa del Rey de mayo de 2013, y cuando veía el partido perdido respondió con una patada en la cara desde el suelo a Gabi para recibir otra roja directa. La cuarta expulsión fue similar, entrando a la provocación de Gurpegui en San Mamés, en febrero de 2014, cuando respondió con un tirón de pelo con manotazo incluido y otro golpe en la cara a Iturraspe. En su salida del campo dejó otro gesto, llevándose reiteradamente su mano a la cara en referencia a los colegiados.

EFE

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