Por un lado, Cristiano Ronaldo ha mostrado en las peleas que han inundado estos partidos una imagen muy alejada a la que le precedía. Su fama de chulo, agresivo y polémico no ha salido ni mucho menos a relucir durante estos encuentros. Si bien es cierto que en ocasiones ha mostrado con sus habituales aspavientos su desacuerdo con la manera de jugar de su equipo -incluso se atrevió a criticar públicamente a Mourinho por su planteamiento en la ‘Champions’- su comportamiento en los enfrentamientos entre jugadores de ambos equipos ha sido impecable.
Siempre al margen, el luso ha sabido mantener la cabeza fría y parece haber aprendido de los errores del pasado, mostrándose mucho más sereno y calmado en sus actos. Sin ir más lejos, en la última gran bronca de la Supercopa se le pudo ver a unos metros de la tangana, conversando con Andrés Iniesta sobre lo lamentable de la escena.
Por el contrario, Leo Messi, que en lo futbolístico ha superado con creces al portugués, ha sido uno de los más activos en esas trifulcas, siendo incluso muy criticado por el balonazo que lanzó contra el público del Santiago Bernabéu en el primer duelo de esta serie de seis Madrid-Barça. De hecho, hay una estadística que refleja bien a las claras la sobreexcitación del argentino, la de las faltas cometidas.
En el maratón de "clásicos", incluyendo también el partido de Liga de la primera vuelta, Messi ha realizado un total de 20 faltas, más incluso que el paradigma de la agresividad, Pepe, que cometió 16, aunque jugando 120 minutos menos. Además, en el último encuentro de la Supercopa, ‘La Pulga’ dejó otra imagen para la polémica, mandando callar al banquillo del Real Madrid tras anotar el tercer y definitivo gol del Barça.
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