Leo Messi es el número uno y ayer lo volvió a demostrar pese a encontrarse mermado por la inactividad y el calor sofocante que reinaba ayer en Madrid. De hecho, se pudo ver al argentino vomitando e indispuesto minutos antes de que sacudiera el Bernabéu con un golazo espectacular en el 45¿, el 1-2.
En este deporte, el físico cobra cada vez más importancia, pero al final lo prima es precisamente el fútbol. Cristiano Ronaldo salió como un toro desbocado mientras Leo Messi, más tranquilo, esperaba su momento. El portugués se desfondó en el primer cuarto de hora. A los cinco minutos, Alves evitó que prosperara una cabalgada del "7" blanco y a continuación un colosal Valdés desvió un cabezazo de Benzema a pase de Ronaldo. El luso no intervino en el 1-0 y en el "14" el meta azulgrana atajó su disparo raso. Y aquí se acabó Cristiano Ronaldo en el primer acto. Roto y sin haber obtenido ningún rédito, el portugués cedió el protagonismo al mejor jugador del planeta.
A Leo le bastó un cuarto de hora para poner las cosas en su sitio. Justo antes, una incursión suya había provocado un silencio sepulcral en un Bernabéu que le tiene pánico. Y hace bien. En su segunda aparición, cedió un balón a David Villa en el minuto 31 y el "Guaje" se inventó un golazo de rosca por la escuadra ante el que nada pudo hacer Casillas.
El gol terminó de activar a la `Pulga¿ y, tras un disparo alto de Ronaldo, regaló una de esas jugadas mágicas a las que nos tiene cada vez más acostumbrados. Leo botó una falta en corto por encima de dos rivales hacia Thiago, éste combinó con Alexis y el chileno cedió a Messi con la testa. Aprovechando la enésima entrada a destiempo de Khedira, el argentino se llevó el balón en una acción genial y batió con maestría a Iker Casillas. Una vez más, demostró que es el número uno y que los demás están a años luz... incluido, claro está, el propio Cristiano Ronaldo.
En la segunda parte y tras una patada lamentable de Marcelo a Messi, llegaron nuevos arreones del portugués, que realizó cuatro jugadas de mérito entre los minutos 64 y 75. Fruto de la impotencia, se tiró ante Valdés a siete minutos del final y pidió penalty de forma ostensible, pero Teixeira Vitienes no se dejó engañar.
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