José Mourinho buscó un plebiscito y el Santiago Bernabéu se lo otorgó, en un paso más de su estrategia, ya ensayada en otros clubes, de cerrar filas ante supuestas conjuras y elevar la tensión al máximo con los rivales que pueden plantarle cara.
"Mou", en los prolegómenos del partido con el Galatasaray turco por el trofeo "Santiago Bernabéu", fue aclamado por la afición, que llenó de pancartas los graderíos para demostrar que el dedo que metió en el ojo del segundo entrenador del Barcelona, "Tito" Vilanova, en la vuelta de la Supercopa de España, estaba más que justificado.
"Mou, tu dedo nos señala el camino..", decía el cartel de una de las peñas. Otra ironizaba sobre lo ocurrido en el Camp Nou el pasado día 14: "A ver quién es el listo que vuelve a meter su ojo en el dedo de 'Mou'". Una tercera incluso le calificó de "profeta del Berrnabéu".
El técnico luso, que siempre mide sus pasos, había "animado" a la hinchada madridista veinticuatro horas antes con una carta que publicó en la web del club, en una jornada que convulsionó la supuesta noticia de que se marchaba porque no se sentía apoyado por la directiva.
Un mensaje con esa información enviado al "Canal Plus" de televisión desde un antiguo número del portavoz de "Mou", Eladio Paramés, desató la polémica y creó una verdadera conmoción en el seno del club y en su afición.
"José no se siente arropado por los dirigentes y medita abandonar el club", decía el mensaje. Ante la polvareda, Paramés explica que ese número de teléfono ya no le pertenecía y alguien estaba suplantándole.
Pero la bola de nieve crecía y crecía y obliga a "Mou" a intervenir. Lo hace con una carta. "No me marcho. Seguro.
¡Segurísimo!", afirmaba.
Mourinho apeló directamente al corazón de la hinchada al pedir disculpas "al madridismo y sólo al madridismo" por su comportamiento en el Camp Nou.
"Un abrazo a todos y nos vemos mañana en el Santiago Bernabéu", finalizaba la carta, en la que el entrenador portugués proclamaba también que su madridismo es "mucho más grande que el de algunos pseudomadridistas".
La jornada se completó con la noticia de que el Comité de Competición abría un expediente a "Mou" y a Vilanova. El técnico podría ser sancionado por una falta grave -de cuatro a 15 partidos- y Vilanova por una leve (máximo cuatro encuentros de suspensión).
El Madrid difundió un comunicado en el que acusó al Barcelona de "agresiones, provocaciones, insultos y vejaciones" en el partido del Camp Nou, que finalizó con la victoria azulgrana por 3-2 y la conquista de la Supercopa (en la ida había empatado a dos en el Bernabéu).
Satisfecho con la respuesta de la afición, "Mou" dijo en la rueda de prensa posterior al triunfo por 2-1 sobre el Galatasaray que se sentía "mejor que nunca", al tiempo que eludió responder a las preguntas sobre los incidentes en el Camp Nou.
La estrategia de "Mou" no extrañó para nada en Italia, donde su paso por el Inter dejó polémicas y éxitos.
Un columnista de "La Gazzetta dello Sport" escribió que el "Special One", el apodo que se ganó Mourinho en Inglaterra, "no improvisa, sigue un manuel preciso de conquista del territorio".
"Exaspera el sentimiento de pertenencia al nuevo club, identifica a los enemigos, sigue sus movimientos, los denuncia para crear un sentimiento de cerco, de complot, que desencadena después una reacción rabiosa y virtuosa", decía.
Esta estrategia de la tensión no encuentra unanimidad en la prensa deportiva madrileña. Un articulista de "Marca" critica hoy que "Mou" haya dejado en el banquillo anoche al capitán Iker Casillas, lo que en su opinión generó un conflicto "gratuito" que coloca al club y al equipo en una situación "desagradable".
Según el articulista, "Mou" aparentemente castigó a Casillas por haber llamado a los internacionales azulgranas Carles Puyol y Xai Hernández para acercar posturas tras los incidentes en el Camp Nou y evitar que éstos envenenen el ambiente en la selección campeona del mundo.
En la rueda de prensa de anoche, "Mou" se mostró incómodo con las preguntas al respecto y cerró con una respuesta tajante: "Casillas puede hablar por teléfono con quien quiera y no tengo que decir nada".
Tocó a otro de los capitanes, el defensa Sergio Ramos, cerrar filas en torno al entrenador: "Mourinho tiene la confianza plena de esta plantilla, él encabeza el grupo y estamos dispuestos a hacer lo que mande. Siempre va a tener nuestro apoyo".
De nuevo Mourinho en el centro de la atención, de nuevo el fútbol en un segundo plano. Y la saga no ha terminado.
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