El presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, explicó que el club azulgrana decidió “poner un poco de cordura” y no denunciar la agresión del técnico del Real Madrid, José Mourinho, al ayudante de Pep Guardiola, Tito Vilanova, en la vuelta de la Supercopa de España.
“El cuerpo nos pedía una cosa, pero el sentido común nos dice otra. No podemos seguir así, porque nos acabaremos matando por la calle”, dijo Rosell.
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