La web del Manchester United reflejó la reciente victoria de los "red devils" sobre el Barcelona en Estados Unidos con un titular incisivo: "Sin Messi, sin problemas". Aunque exagerado, desde el Barça reniegan de la dependencia del argentino, pero aclaran que "es lógico notar la ausencia del mejor futbolista del mundo". Messi ha vuelto ahora de su particular verano, trufado con la disputa de la Copa América, en la que Argentina se llevó otro varapalo: eliminada en los cuartos de final por Uruguay y destituido el técnico, Sergio Batista. Pero de un curso para otro Messi es diferente. En muchos sentidos, aunque sobre todo en lo físico. "Sí que está fuerte, sí", se sorprenden estos días en la ciudad deportiva del Barça, donde se ha machacado con dos dobles sesiones y una simple. Se le ve fibroso. "Ha trabajado mucho", dicen desde su entorno. "Pero está musculado como siempre", responde quien le conoce. Pasa, sin embargo, que el jugador está como una bala, muy entonado físicamente, con ganas de medirse al Madrid en la Supercopa.
La Pulga llegó al tramo final del pasado curso con molestias musculares. "Fruto del cansancio general, con la musculatura al límite", revelan en el Barça, conscientes de que jugó más partidos que nunca (55 por los 52 del año anterior y los 44 de hace tres temporadas). Por eso este verano Juanjo Brau, su inseparable preparador físico azulgrana, le acompañó durante la Copa América y después de ella. Pero se produjo un contratiempo. En Argentina, el 10 se hizo daño en un tobillo al recibir un fuerte golpe, por lo que jugó con dolores. "Trabajó para mejorar de esas molestias y lo combinó con otro plan de mantenimiento y tonificación", explica su entorno. Luego, ya fuera de Argentina, siguió con el programa previsto por el Barça. El resultado: Messi está listo para jugar. Otra de las diferencias.
El verano pasado, Pep Guardiola fue rotundo al ver a Messi, allá en Seúl, donde el equipo estaba de gira y se enfrentaba a un combinado de la K-League surcoreana. "Messi no juega", sentenció el técnico azulgrana. Y, ante la creciente preocupación de los periodistas locales y el gesto torcido de los organizadores del partido, se reafirmó: "Tan solo ha realizado un entrenamiento. Ha llegado con uno o dos kilos de más y es un riesgo que juegue. Si lo hace será para saludar a la gente". Al final, participó un cuarto de hora y con dos goles resolvió el partido. Eso, sin embargo, no es nuevo.
Pero que Messi se mida con el Madrid para abrir el telón del curso en la Supercopa sí lo es. En su primera pretemporada con Guardiola, en Saint Andrews (Escocia), pidió irse a disputar los Juegos Olímpicos con Argentina. Su deseo fue cumplido porque el entrenador comprendió que el futbolista rendiría mejor contento, ya que era un privilegio disputar ese torneo, que finalmente conquistaría. Y hace dos veranos tuvo una semana extra de vacaciones en consideración a su extensa temporada. Pero Messi, ansioso por empezar, regresó antes de tiempo. "Ahora tiene las mismas ganas", aclaran desde su círculo, "pero es distinto porque ya no solo le gusta jugar y ganar, sino que también tiene opinión, una personalidad fuerte y conductiva, mucha convicción en lo que afronta". Lo mismo opina el vestuario. "Es verdad", resalta Piqué; "no solo es un líder en el campo, sino que también lo ha sido fuera de él".
Visto con buenos ojos desde el Barcelona que la asociación argentina cancelara el partido amistoso en Rumanía previsto para hoy -igual que el detalle de que la federación española dejara volar a los internacionales directos a Barcelona sin pasar por Madrid-, Messi se ha puesto a tono, sin un kilo de más, con el trabajo individualizado en el gimnasio y en el campo. Y, sin contar con las pachangas que disputó, como esa que organizó su fundación en el estadio Azul, de Ciudad de México, no ha tocado el balón con los amigos o con la familia. Tenía la Supercopa entre ceja y ceja. "Se prepara para eso. No piensa en otra cosa que no sea en esos dos partidos", comenta su entorno. Está por ver cómo administra Guardiola al 10, que en la ida de la Supercopa pasada, ante el Sevilla, jugó menos de media parte, pero que en la vuelta, en el Camp Nou, fue decisivo con tres goles.
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