Messi llegó al Barcelona porque era pequeñito. El Barça, equipo que siempre ha ponderado el talento técnico por encima del físico, aceptó en su día el riesgo de contratar a un chico maravilloso con la pelota, pero que necesitaba un tratamiento médico para poder llegar a triunfar en el fútbol. La apuesta salió redonda y Messi se convirtió en el mejor jugador del mundo. Ahora, ya adulto, el progreso físico de Messi no se ha parado. El técnico, tampoco.
Las imágenes de su primer entrenamiento de la pretemporada con el Barcelona constatan lo que ya se había vislumbrado a lo largo del último curso. Una sustancial mejora muscular en el tren superior de Messi, que ha ganado volumen respecto al liviano jugador que era hace tan solo dos campaña.
Trabajo continuado. Esta mejora física la interpretan desde el club como una cosa normal de su evolución física y señalan al trabajo casi personalizado que ha realizado con él Juanjo Brau, preparador físico del Barcelona que siempre acompaña a Messi a la selección argentina y que incluso le pone en forma en sus períodos vacacionales.
La llegada de Pep, clave en su mejora física
La llegada de Guardiola al banquillo del Barça supuso un cambio de hábitos generalizado en toda la plantilla, especialmente, en el aspecto nutricional. Los jugadores pasaron a comer juntos en el club tras los entrenamientos y se les prohibieron ciertos alimentos. Los resultados, con Messi, están a la vista.
Tres años sin lesiones musculares
La imagen de jugador frágil ante las lesiones que acompañaba a Messi ha quedado definitivamente olvidada. En sus primeras temporadas al máximo nivel, Messi tuvo serios problemas con las lesiones musculares, que le impidieron, por ejemplo, jugar la final de la Champions de París. Esa imagen es historia.
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