El Real Madrid se enfrenta hoy (15.30, hora boliviana) al Barcelona en la final de la Copa del Rey, en busca de un título que no gana desde hace 17 años, con la moral alta tras el empate en el 'Clásico' liguero ante el Barça (1-1), que sigue aspirando al 'triplete'.
La última Copa del Rey merengue se remonta a 1993, cuando el Real Madrid se impuso al Zaragoza por 2-0, también en el estadio de Mestalla de Valencia, entonces conocido todavía con el nombre de Luis Casanova.
Desde entonces, el Real Madrid ha perdido dos finales, una de ellas en el 'Centenariazo', el 2002, cuando el Deportivo de La Coruña ganó 2-0 a los blancos en el estadio Santiago Bernabéu, coincidiendo con el centenario del club albo.
Los blancos llegan pues a esta final, la primera desde el 2004, con hambre de título, pero enfrente tendrán al 'Rey de Copas' azulgrana, ganador de 25 de estos trofeos, el último el 2009.
“Jugar y hartarnos de jugar es la única manera (de hacer frente al Real Madrid), no te garantiza nada pero hay que ser atrevidos, valientes e intentar ganar”, adelantó ayer el técnico del Barcelona, Pep Guardiola, en rueda de prensa, dejando entrever que su equipo seguirá fiel a su estilo de toque y al ataque.
La única variación fija para la final en la alineación azulgrana es el portero José Manuel Pinto, titular durante todo el torneo de Copa, en lugar de Víctor Valdés. Se mantiene además la duda de si jugará el capitán, Carles Puyol, que se retiró en camilla en el minuto 58 del Clásico.
Guardiola pidió “más velocidad” a sus jugadores como una de las armas para superar a los blancos, en caso de que el técnico merengue, José Mourinho, decidiera repetir el esquema defensivo que le dio un buen resultado en el Clásico.
Barcelona se ha enfrentado en cinco ocasiones en final de la Copa del Rey con el Real Madrid, con un saldo favorable azulgrana de 3 a 2.
Los blancos, a los que el empate del sábado les supo a victoria, tendrán que hacer movimientos en defensa tras la expulsión del central Raúl Albiol, con lo que Álvaro Arbeloa podría entrar en el lateral derecho, desplazando a Sergio Ramos al eje de la defensa con Ricardo Carvalho y Marcelo en la izquierda.
El portugués Pepe podría repetir como mediocentro destructor, tras su buen papel anulando a Messi, mientras delante 'Mou' optaría por dejar a Cristiano Ronaldo como referencia en ataque, respaldado por detrás por Mesut Ozil.
Lorenzo Carri
El clásico de los discursos
Sucede en todos los campeonatos de fútbol del mundo. Un partido se convierte en obsesión —ocurre entre nosotros con The Strongest-Bolívar o Blooming-Oriente Petrolero— y el juego pasa a segundo plano. Se habla mucho, se desafía y se bravuconea, y se teme en exceso.
Esto mismo pasa en España con el choque Real Madrid-Barcelona por una Copa del Rey que siempre tuvo valor pero ahora parece que fuese una final mundial, única, irrepetible.
Es un cotejo para el discurso. Después de aquella goleada de Barcelona y el empate cáustico del domingo pasado por la Liga, esta enorme oportunidad del Madrid de ganar algo grande ante un Barcelona que es más favorito de lo que quisieran Guardiola y los suyos.
En los días previos, una bomba. Alfredo Di Stéfano, que además de ser una gloria madridista y uno de los grandes de todos los tiempos, es el presidente honorario del club de la enseña blanca, escribe su columna en Marca —diario ligado al Madrid como ningún otro— y dispara sus cachorros de dinamita: “El Barcelona fue el león y el Madrid el ratón”, dice sobre el partido del domingo último. Y para colmo de rabia de los seguidores del Madrid, elogia sin tapujos al rival: “Su fútbol no se mira con los ojos sino con el alma. Tratan la pelota con respeto, con adoración, casi mimándola. Ver a este equipo (Barcelona) en acción es un deleite para todos. (Claro está: no para todos, porque el Madrid en estos tiempos de Mourinho (“entrenador de títulos, no de fútbol”, sentenció el barcelonista Johan Cruyff) no está para conciertos. Necesita victorias, títulos, copas. Y las palabras de Di Stéfano — “que está gagá”, escribió alguien— han sido puñaladas en el corazón madridista.
Real Madrid jugará hoy contra el rival de campo, contra la Liga perdida, contra las frases de Di Stéfano, contra el juego bonito, contra el árbitro (que estará en la mira), casi contra todo y contra todos.
Lorenzo Carri
es periodista y estadístico.
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