Leo Messi en los instantes iniciales fue el protagonista de las dos primeras ocasiones de gol para su equipo, una rematada por él mismo y otra por su compañero Afellay tras una jugada previa del astro argentino.
A los donostiarras, ante un rival de tanta calidad, no les quedó otro remedio que jugar en largo y acercarse más con corazón que con técnica porque las pocas llegadas que protagonizaron morían casi siempre antes de llegar al área de portería de Pinto, que estuvo bajo los tres palos en el Barcelona.
Precisamente por lo caro que estaba poner en peligro al conjunto catalán Raúl Tamudo lamentó la acción clara de gol, solo ante Pinto, que tuvo en el primer cuarto de hora, cuando no acertó en su remate y el balón se marchó fuera con Anoeta casi celebrádolo.
El conjunto blaugrana no perdonaría, sin embargo, en la primera gran ocasión que tuvo cuando con una sucesión de pases con tiralíneas y la defensa local pendiente de Messi, el balón le llegó precisamente del argentino al joven Thiago Alcántara, el hijo de Mazinho (ex jugador del Valencia y Celta), que picó ante la salida de Bravo y demostró que puede tener tanto recorrido en el fútbol profesional como lo tuvo su padre.
Empezó fuerte la Real la segunda mitad, con sus líneas más adelantadas y un primer remate con mucho peligro de Mikel Aranburu que fue contestado en breve con un lanzamiento directo Jeffrén con lucida respuesta por parte de Claudio Bravo.
Se durmió el Barça y los donostiarras trataron de empatar, algo que pudo producirse si Pinto no hubiera detenido con el cuerpo a tierra un disparo intencionado de Raúl Tamudo.
Mejoró todavía más la Real con la entrada del uruguayo Diego Ifrán que, en el primer balón que tocó, haría el gol del empate tras un error defensivo de los azulgranas en todo el partido. Pinto salvaría el segundo tanto a remate de Xabi Prieto.El Barcelona trató de volver a poner a su favor el marcador, lo que mereció en el minuto 78 en un gran remate de cabeza de Milito que el árbitro invalidó por dudoso fuera de juego y que obligaría al futbolista argentino a abandonar lesionado el campo por una posible rotura fibrilar.
Xabi Prieto, que se había quedado a las puertas del gol, disfrutaría su momento de gloria al materializar un penalti cometido por Mascherano y desatar el delirio en Anoeta que hasta el pitido final no se lo llegó a creer.
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