¿Qué pasa por la cabeza de un futbolista mientras disputa un partido? Neurólogos japoneses publicaron en la revista especializada Swiss Journal Frontiers in Human Neuroscience un estudio realizado sobre el cerebro de Neymar, al que compararon con tres jugadores españoles de Segunda División, dos nadadores de alto nivel y un futbolista amateur.
En dicho estudio, la conclusión principal fue clara: En los momentos más importantes de un partido, la actividad de la región del cerebro de Neymar que controla el movimiento del pie no llega ni al 10% de la que tiene en una situación similar un futbolista aficionado.
Una conclusión que se resume en una frase: "Necesita menos para hacer lo mismo”. Son palabras de José Antonio Uranga y Raquel Abalo, profesores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos, citados por el diario ABC.
De hecho, según los científicos japoneses, es como si el brasileño del FC Barcelona no pensara lo que hace, como si todo le saliera de forma instintiva y como si cuando se calza las botas y sale a un campo de fútbol se instalara el "piloto automático” en su cerebro y los movimientos le salieran solos. Un regate, un centro, una carrera… Neymar no piensa en el campo, al menos según el estudio realizado por los neurólogos japoneses.
Eiichi Naito, jefe del proyecto, reconoce que han descubierto "evidencias de que el cerebro de Neymar usa muy pocos recursos de las regiones cerebrales que activan el movimiento de los pies. Una actividad cerebral reducida genera menos carga, lo que le permite realizar muchos movimientos complejos a la vez”. O lo que es lo mismo, cuanto menos piensa, mejor juega.
Más neuronas libres
Según los investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, "su repuesta le permite tener más neuronas libres para hacer otras cosas o anticiparse a otras situaciones”, lo que le permite más libertad de movimientos.
"Algo similar ocurre en los partidos de pádel, donde los profesionales son capaces de visualizar que la pelota puede salir fuera, algo que es muy complicado de ver para un jugador de tipo normal”, dice Raquel Abalo.
Pero, ¿cómo es posible que cuando menos trabaje el cerebro mejor juegue? La respuesta está en el interior de su cerebro.
El mecanismo normal es que todas las señales (por ejemplo la visualización de un balón de fútbol ) van desde la parte de atrás hasta la frontal, lo que hace que esa señal tenga que atravesar el hipocampo, de la que depende la memoria a largo plazo, entre otros factores psíquicos.
De este modo, esa señal se ve modulada por el aprendizaje previo. Es decir, ante un mismo estímulo la reacción puede ser diferente en función del aprendizaje de cada quien.
Generalizando mucho, eso podría explicar por qué Messi y otro futbolista cualquiera no hacen lo mismo con un balón, ya que depende de lo que hayan aprendido previamente.
Factor brasileño
Niños En Brasil los niños están jugando al fútbol a todas horas, con distintos balones y en campos muy diferentes, como ocurrió con Neymar. Esto hace que su factor de motivación sea muy diferente, por ejemplo, al de un niño que en Europa que se entrena con su equipo una hora a la semana.
Entrenamiento Otro de los factores clave a la hora de entender el comportamiento del cerebro en el desarrollo de la práctica deportiva. "El mejor ejemplo puede ser Cristiano Ronaldo, un futbolista del que se destaca especialmente su capacidad de trabajo”, reflexionan los profesores de la Universidad Rey Juan Carlos, quienes también destacan "la importancia de la carga genética”.
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