El que se perfila como inevitable final de José Mourinho en el Real Madrid llega impulsado de algo impensable hasta hace muy poco tiempo: la ruptura de su relación con Cristiano Ronaldo, compatriota y gran estrella del equipo.
"El distanciamiento comenzó a inicios de temporada y fue a peor con el paso de los meses hasta llegar a la situación de ahora, en la que apenas tienen trato", afirmó a la agencia dpa una fuente de trato permanente con el núcleo decisorio en el Real Madrid a condición de que se preservara su anonimato.
Según la fuente, el delantero portugués se siente "despreciado y decepcionado" por el entrenador, quien a su vez considera que su compatriota le ha "traicionado" al acercarse en el último año a los españoles Sergio Ramos e Iker Casillas, los otros dos pesos pesados del vestuario blanco.
La mala relación de Mourinho con Casillas y Ramos es notoria. Al primero le encontró sustituto con Diego López, pero no así a Ramos, el defensa que rindió a mejor nivel en el Real Madrid, a pesar de que Mourinho lo sentó en el banquillo en alguna ocasión a comienzos de temporada, cuando empezó a evidenciarse el distanciamiento entre ambos, una tensión que tuvo incluso carácter público.
La falta de sintonía con los futbolistas del vestuario es algo inusual en la carrera del entrenador portugués, que siempre se vanaglorió de salir de sus clubes "con muchos amigos", principalmente entre los jugadores.
Así, siempre recuerda el aprecio mutuo con el portugués Deco (Porto), el marfileño Didier Drogba (Chelsea) o el holandés Wesley Sneijder (Inter de Milán).
El desafecto entre plantel y técnico habría llevado al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, a asumir la marcha de Mourinho. En un año de elecciones, el dirigente podría tener muchas dificultades para explicar a los socios que debe elegir entre el técnico o Casillas, Ramos y Cristiano Ronaldo.
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