Han pasado más de cuatro meses desde que los medios españoles anunciaron que Carlo Ancelotti y Joachim Löw eran los favoritos para relevar a José Mourinho en el banquillo del Real Madrid, a partir del 30 de junio.
Desde diciembre se ha dicho de todo pero en realidad las novedades han sido mínimas. La principal es que el seleccionador alemán respondió con un educado "No, gracias", cuando le trasladaron el interés blanco y que ese lugar lo ha ocupado la emergente sensación de los banquillos, Jurgen Klopp.
Tampoco se ha producido mucha variación en relación al futuro de José Mourinho, que no seguirá en el Real Madrid.
¿Se puede afirmar con tanta rotundidad? No, pero casi. Una persona de su entorno cifraba la semana pasada las posibilidades de seguir en "menos de un 10-15 por ciento , aunque en fútbol nunca se sabe qué pasará". El mismo entorno reconoce su preocupación ante el reto de gestionar la salida sin que su imagen se deteriore..
En el Madrid manejan una curiosa teoría a la hora de plantearse el perfil del próximo entrenador. Se trata de acertar con aquel cuya carrera se encuentre hoy en el vértice más elevado, en la imaginaria representación gráfica de su trayectoria, formada por una línea ascendente y otra descendente.
Ancelotti está cómodo en el PSG, tiene un gran contrato (7 millones netos anuales), que renueva automáticamente al clasificarse para Champions y sabe que gusta a Florentino. Preguntado por los rumores que indican que ya tendría un preacuerdo con los blancos, la semana pasada dijo "no iré al Madrid".
El 30 de junio saldremos de dudas. André Villas-Boas es una posibilidad que se plantearon la pasada temporada, cuando Mou amagaba con marcharse.
Ancelotti es el favorito porque cuenta con el voto de calidad de Florentino, aunque Klopp puede acrecentar sus opciones en caso de que triunfe en esta eliminatoria ante los blancos.
Por cierto, venga uno u otro, el que a buen seguro va a salir ganando con el cambio es Zinedine Zidane.
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