La Manchester futbolística se hunde. Una temporada más, los millones del City no sirvieron más que para consumar otro fracaso estrepitoso en la Champions League. El único consuelo en esta ocasión es que sus eternos rivales del United corrieron idéntica desgracia. Grandes aspirantes al título, como el Barça, respiran más tranquilos al conocer que el sorteo de octavos estará huérfano de ambas escuadras.
En el fondo, y pese al discurso cauteloso de los técnicos de rigor, los siete rivales que pueden caer en suerte al Barça no deben inquietar en exceso. A simple vista, destaca el nombre y el talento que ha mostrado el Nápoles. El conjunto de Mazzarri no pinchó en Villarreal y apeó por méritos propios al City. El equipo va a más, aunque nadie puede evitar recordar el baño de fútbol y goles que el Barça le endosó no hace tanto tiempo en el transcurso del último Gamper (5-0). Es evidente que a estas alturas de temporada y en el marco de la Champions todo se contempla de forma muy diferente.
El relevo inglés cae en manos del fútbol ruso. El Zenit sigue ahí, siendo un rival molesto por su estilo futbolístico y por lo complicado del desplazamiento. No asusta pero nadie lo quiere ver. Poco más o menos como el CSKA. Doumbia acecha los registros de Messi y Mario Gómez y se confirma como el estilete de un bloque correoso.
El fútbol francés también salvó la liguilla de Champions con honor y una gran dosis de épica. Si la clasificación del OM fue in extremis, lo que sucedió con el Olympique de Lyon ha levantado enorme polémica ¿anoche ya se clamaba por una investigación oficial¿. Estarán en octavos y se presentan como dos desplazamientos de lo más cómodos.
Los alemanes del Leverkusen y los viejos conocidos del Basilea completan el cupo de posibles rivales. Dos exámenes serios pero que tampoco deben inquietar si el equipo da la talla.
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