El domingo, por el Mundial de Clubes, se medirán dos de los máximos exponentes del fútbol actual. Uno ganó todo lo que se puede con su equipo; el otro es la joya con la que sueñan los grandes del planeta.
Quizás el partido entre el Barcelona y el Santos no genere tanta expectativa como el clásico español. En el caso del encuentro del próximo fin de semana, el blaugrana es amplio favorito y se hace difícil imaginar al Peixe con la corona de campeón. Pero hay dos cartas ganadoras que pueden desequilibrar para un lado y para el otro. Son de esos cracks que si se lo proponen pueden romper todos los esquemas.
Los segundos que el balón pasa por los pies de ellos pueden cambiar el humor de millones de fanáticos. Lo lógico deja de serlo, y lo imposible parece moneda corriente.
Lionel Messi, con su equipo ya no tiene nada que demostrar, ganó todo lo que se propuso y convirtió tantos de todos los colores. Neymar tendrá que comenzar a aprovechar sus oportunidades, la del domingo es una de ellas.
Eso no significa que tenga que llevar al conjunto paulista al triunfo y que deje incrédulo al mundo -capacidad no le falta-, sino que comience a dar signos de que las grandes citas no lo asustan, que son lugares que disfruta habitar.
Desde que los finalistas llegaron a Japón, los elogios mutuos se multiplicaron. El brasileño sostuvo que "La Pulga" es el mejor de todos y que el culé es el conjunto que despliega el juego más virtuoso. Y en España, son periódicos los alertas que surgen desde de la prensa, en los que aseguran que el astro de 19 años desembarcará en Catalunya.
El primer semestre de ambos los depositó en el torneo cúlmine que dará a un campeón de 2011. El domingo, a las 10:30, hora GMT, en el Estadio Internacional de Yokohama, Lionel Messi y Neymar, Barcelona y Santos, el "presente" y el "futuro" se verán las caras.
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