El partido le llegaba en medio de un ambiente enrarecido tras las dos derrotas ante el Barcelona y en Sevilla y con la reminiscencia de lo acontecido la pasada temporada contra este mismo equipo. Los de Ancelotti consiguieron doblegar todos sus fantasmas; los presentes y los pasados. El resultado tuvo hasta tintes poéticos, pues el Madrid consiguió el tercer gol que le faltó en aquella vuelta de semifinales.
En medio del huracán que pasó por la Castellana la semana pasada, el mejor remedio para evitar las dudas era hacer un gol pronto; y lo consiguió. El gol, además, llegó de uno de los más señalados tras el partido de Sevilla: Gareth Bale. El galés finalizó una jugada que empezó Benzema en el costado derecho y que continuó Carvajal para marcar superando la salida de Weidenfeller con un toque sutil. Con el gol el Madrid se calmó y dominó el partido. A ratos con el balón y a ratos esperando al equipo alemán para hacerle daño a la contra. En ambos aspectos brilló Isco Alarcón. El malagueño fue de la partida debido a los problemas físicos de Di María y se adueñó de las situaciones ofensivas del Real Madrid. Cuando el Madrid quería posesión, Isco se convertía en el mejor socio tanto de sus centrocampistas como de sus atacantes; en las transiciones, todo pasaba por el 23 del Madrid.
CRISTIANO SE CONCILIA CON EL BERNABÉU
Una acción que ocurrió apenas unos instantes después del 3-0, obra de Cristiano Ronaldo. El portugués era otro de los nombres propios en la previa del partido, debido a los silbidos que le dedicó el público madridista el sábado pasado. Lejos de afectarle esa anécdota, el luso realizó uno de los mejores partidos de la temporada. Voluntarioso, participativo y asociativo, culminó con un gran gol su actuación.
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