Hace un par de años, en las calles de las favelas de Río de Janeiro, un niño se ganaba la vida pintando las aceras de su barrio por unas monedas, justo durante la realización de los Juegos Olímpicos de Brasil 2016.
Una imagen suya recorrió todo el mundo. Desde ese entonces, la vida del brasileño Vinicius Junior (nacido en julio de 2.000) cambió rotundamente, pues a pesar de que su barrio era considerado con alta tasa de criminalidad y tráfico de drogas, supo elegir otro camino: el fútbol.
Empezó como defensor en un club de su zona, el San Gonçalo, pero en 2010, antes de los Juegos Olímpicos, ingresó en las categorías menores del Flamengo (con 10 años), equipo en el que cambió de posición (extremo).
Para ir a entrenar tenía que tomar dos buses y recorrer 70 kilómetros. A pesar de esa distancia, el joven soñador mostraba en cada práctica su buen estado físico y nivel de juego. Fue así que su “premio” llegó 13 de mayo del año pasado cuando debutó en el primer equipo ante el Atlético Mineiro. Su suerte seguiría cambiando, ya que 10 días después del debut se hizo efectiva la compra de su pase por el Real Madrid español. El 14 de julio de este año, ya con 18 años cumplidos, llegó al elenco blanco y no tuvo tanta participación en el primer equipo, pero eso cambió cuando, en una crisis del elenco, decidieron colocarlo en un partido liguero.
La sorpresa se la llevaron los propios madridistas, pues con su técnica deslumbró a todos.
Hace una semana, para sorpresa de él mismo, ganó el Mundial de Clubes, en Abu Dhabi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario