El Real Madrid se convirtió en el equipo con más conquistas de la historia del Mundial de Clubes, firmó con autoridad su tercera corona consecutiva, superior al local Al Ain el día que Luka Modric regresó a su versión de líder y el fútbol premio la irrupción de Marcos Llorente con un golazo.
Al Ain no fue rival para el Real Madrid que plasmó la abismal diferencia del fútbol entre continentes. El examen verdadero habría sido River Plate, pero la final soñada no se dio y el dominador del fútbol mundial en tres años de indiscutible hegemonía, dio un baño de experiencia a un rival inexperto en esos lares. Especialista en finales, el estreno del palmarés de Santiago Solari como técnico llegó con susto inicial y posterior demostración de poderío.
El 1-0 llegó en virtud del antiguo Real Madrid que recuperó. Aparecía el Balón de Oro, Luka Modric, para abrir la final. De zurda, desde la frontal, con tiempo para recibir y colocar su disparo lejos del alcance de Eisa (14’). La final acabó convirtiéndose en un paseo de gloria madridista, un partido para disfrutar. Precedió al tanto que sentenciaba el duelo. Un premio a un jugador que ha sufrido al no tener oportunidades, que pasó de la grada al césped por la lesión de Casemiro y respondió con una grandeza sorprendente. Marcos Llorente enganchaba un despeje a un saque de esquina a la hora de partido, con un magnífico derechazo, para el 2-0 (60’).
Era momento para disfrutar, exhibir virtudes y gestos técnicos al alcance de muy pocos. Como los que posee Marcelo, mientras que Bale extendía una noche de desacierto en el remate. Perdonó tres ocasiones más, dos manos a manos con el portero rival. Más eficaz fue Ramos para mandar callar a la grada con un testarazo inapelable a un córner botado, como no, por Modric. Llegó el 3-0 (78’).
El orgullo impulsó a Al Ain en busca del tanto que premiase su participación en el Mundial. Courtois salvó la primera, rápido en la salida para tapar espacios a Caio, pero nada pudo hacer al cabezazo preciso de Shiotani (86’). No era el fin, Solari había premiado a Vinicius y dejado sin minutos a Isco. Con el partido roto el brasileño encaró y como en su primer tanto, acabó encontrando el gol con un disparo que golpeó en un defensa rival (91’). Era el broche para un Real Madrid campeón del mundo por séptima vez, cuarta desde cambió el formato del torneo y el único que lo consigue tres años seguidos.
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