Cuatro goles de Leo Messi mantienen vivo en la Liga al Barcelona, que remontó un gol adverso ante el Valencia (5-1), recuperó sus mejores sensaciones y completó su mejor partido en este 2012.
Se despertaba esta mañana el Barcelona a trece puntos del Real Madrid, con media Liga teñida de blanco y la sensación -ya casi un 'dejà vú- de que hoy volvería a transitar otros noventa minutos por el filo de la navaja para mantenerse con alguna opción de reeditar el título.
Sus peores augurios se confirmaron al poco de empezar el choque, cuando en la primera jugada de peligro del partido, el Valencia se encontró con un gol de Piatti, que se coló entre la indecisión de Valdés, Piqué y Montoya, quien debutaba como titular en Liga, para rematar de primeras un centro de Feghouli.
El guión soñado por Emery en la vuelta de las semifinales de Copa, se escribía esta noche en Liga para el conjunto che: 0-1, en su primera llegada y cuarenta metros a las espalda de la defensa azulgrana para sentenciar el encuentro a la contra.
Sin embargo, los partidos se hacen muy largos cuando se disputan en el Camp Nou, sobre todo, si enfrente tienes a Messi, que en su estadio, donde se siente el protagonista del 'show', resulta un depredador letal, una bestia insaciable.
En su partido de Liga 200 como azulgrana, la 'Pulga' se encargó de rescatar a su Barça con todo su repertorio de genio. Primero marcó un gol de pillo, aprovechando un error de Rami, y luego, remató por dos veces una asistencia de Abidal hasta hacer el segundo.
No se había llegado a la media hora y Messi ya le había dado la vuelta al partido. Las jugadas del astro argentino excitaron a la grada y reactivaron a un equipo huérfano de la dirección de Xavi y estresado por competir sin desmayo desde hace tres años y medio.
Iniesta empezó a parecerse a Iniesta, Alexis, a gustarse por banda derecha, y Cesc, a mostrar esa llegada brutal desde la segunda línea que le hace un futbolista especial.
Entre todos ellos fabricaron media docena más de clarísimas ocasiones antes de llegar al descanso. La más espectacular, una volea a la media vuelta de Cesc que se estrelló en el travesaño.
Del Valencia hacía ya muchos minutos que no quedaba ni rastro. El conjunto levantino echaba a faltar al lesionado Banega. Jonás y Tino Costa no aparecían en la creación, y para colmo de males, perdía a Miguel por lesión.
El equipo de Emery, lejos de recomponerse, se descosió aún más en los primeros minutos de la reanudación. El Barça metió el encuentro más ritmo si cabe. Todo pasaba muy rápido y en las antípodas de Soldado, al que las circunstancias del juego le obligaron a dimitir del partido.
Iniesta filtraba pases imposibles, mientras Alexis y Cesc volvían a poner a prueba a Alves, capaz de estiradas felinas como la que desvió al larguero un cabezazo de Messi.
Una volea de Jonas antes de llegar al ecuador de la segunda mitad se encontró con una providencial manopla de Valdés y despertó al Valencia, que se dio cuenta que, pese a la insultante superioridad del rival, un gol le metía de nuevo en el choque.
Visualizar esa idea le animó a estirarse un poco más. También la entrada de Jordi Alba. Hasta que Messi decidió que ya era hora de que los valencianistas despertaran de su sueño a un cuarto de hora del final.
El 'crack' de Rosario firmaba el tercero, aprovechando un rechace de Alves a tiro de Tello, y el cuarto, definiendo con una sutil vaselina un pase al espacio de Busquets. Xavi, a quien Guardiola le dio los últimos cinco minutos, cerraría la cuenta en el tiempo añadido.
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