Después de haber perdido prácticamente todas sus opciones de revalidar el título de Liga, con una desventaja de diez puntos respecto el Real Madrid, el Barcelona no llega en las mejores condiciones a los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Bayer Leverkusen.
Derrotado el sábado en Pamplona ante Osasuna (3-2), el equipo azulgrana se ha estancado y no parece estar en la misma forma del año pasado, cuando fue capaz de mantenerse firme en las tres competiciones, Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones.
La principal razón de la caída blaugrana es la fatiga, ya que ha pasado factura el tremendo esfuerzo realizado por los jugadores de Pep Guardiola para clasificarse para la final de la Copa del Rey (ante el Athletic de Bilbao, en mayo) durante el mes de enero.
Para lograr su pase a la última ronda, el Barcelona se vio obligado a doblegar al Real Madrid (2-1, 2-2) y al Valencia (1-1, 2-0), dos eliminatorias que desgastaron en exceso al equipo catalán.
Esta 'erosión' copera ha pasado factura en la Liga, además de cobrarse varias víctimas en forma de lesiones de jugadores tan importantes como Xavi Hernández, Andrés Iniesta, el chileno Alexis Sánchez, Pedro Rodríguez o Cesc Fábregas.
Al derrumbamiento físico del equipo en Liga se une el mal endémico de esta temporada, el irregular rendimiento del equipo fuera de casa.
En Liga, los catalanes sólo han ganado 17 puntos de los 33 posibles fuera del Camp Nou, con un ritmo muy inferior al de las temporadas anteriores (31 ganados a estas alturas el año pasado, 27 en la temporada 2009-2010).
Esta caída del rendimiento fuera de casa está directamente relacionada con la escasa aportación del argentino Leo Messi fuera.
El tres veces Balón de Oro ha marcado 19 goles en el Camp Nou y 4 en los desplazamientos ligueros.
"Fuera es verdad que no lo estamos haciendo bien", reconoció el domingo el capitán del equipo, Carles Puyol.
"Las cosas no van como deseamos, pero esto no es debido a la falta de implicación", explicó el internacional español.
A pesar de este problema, el Barça, lejos de tener miedo, parece que va a focalizar sus esfuerzos en la Liga de Campeones, donde tiene el reto de convertirse en el primer club en lograrla en dos ocasiones consecutivas desde que se reformara la competición en 1993.
A pesar de que el juego del Barcelona no es tán fluido como otras temporadas, la misión no parece para nada irreal.
La recuperación de sus centrocampistas, cuyas bajas minaron al equipo en enero, debe suponer el regreso del mejor Barcelona ahora que se retoma la competición donde reinó la temporada pasada, la Liga de Campeones.
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