¿Quién se iba a imaginar aquel día que ese espectáculo se convertiría en una costumbre? Messi empezó a ofrecer destellos en un Gamper, ante la Juventus en verano de 2005, pero explotó definitivamente como genio un año y medio después, cuando firmó el primer hat trick de su carrera. Nada menos que ante el Real Madrid, en el Camp Nou, en un partido vibrante que acabó 3-3, en marzo de 2007. Había nacido una estrella, criada en La Masia y llamada a liderar el mejor BarZa de la historia.
Lio Messi se llevó aquel balón a casa, como manda la tradición después de firmar tres goles, y casi seis años después, la colección de balones que adorna su casa de Castelldefels parece más bien la de un goleador ya retirado y satisfecho de su trayectoria.
Pero Messi sigue en pleno apogeo, siempre con un reto por delante, y de momento ya puede presumir de tener en casa 21 balones: 16 hat tricks, cuatro pókers (marcar cuatro goles en un partido, al alcance de muy pocos) y un repóker (cinco goles en un mismo encuentro, algo al alcance solo de los elegidos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario