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lunes, 18 de febrero de 2013
La ‘Cristiano dependencia’ llega a su límite
Con toda la antipatía que me provoca el Real Madrid por lo que significó durante las cuatro décadas de dictadura franquista, con el previsible desagrado que genera el gesto malhumorado e indigesto de Mourinho, con todos los líos que en el principal vestuario del Santiago Bernabeu se producen a diario, con la fealdad de las noticias que se fabrica de lunes a viernes en ese mundillo en el que podría aplicarse perfectamente la lectura de “ ídolos antes que futbolistas”, el equipo de la Casa Blanca no puede dejar de ser reconocido como el más importante de toda la historia de la copa de campeones europea y por lo tanto, en mi lucha interior debo someterme al imperativo ético en el que el periodista deba siempre imponerse al espectador común.
Pues bien, como periodista dedicado a este asunto de mirar y escribir sobre fútbol, me aprestaba con genuina ilusión a espectar el juego con el que los merengues iniciaban su andadura por los octavos de final de Champions, habiendo decidido que mi expectativa se centraría en el Cristiano Ronaldo hacedor de triunfos y deshacedor de rivales, poniendo entre paréntesis su gestualidad televisiva perfectamente armonizada con la histeria dominante en esa obsesiva búsqueda de autoafirmación de “somos los mejores”, sabedores como nadie, que hace por lo menos un lustro sus rivales de Cataluña son los más grandes por calidad de juego y con ventaja, independientemente de la obtención de uno u otro trofeo.
El Barcelona es el mejor, pero el Madrid es el más histórico por todo lo que ha ganado, en eso no hay discusión y fue con esa certidumbre que me interné en el juego que protagonizó el pasado miércoles contra el Manchester United donde las miserias que publica el diario Marca se tradujeron en hecho futbolístico: Sergio Ramos se deja primerear por Danny Wellbeck que cabecea para la apertura inglesa como para darle la razón al entrenador de su mala relación con el marcador central. Mesut Özil choca y choca contra la cortina defensiva de mitad de campo puesta por Álex Ferguson para desbaratar la gestación ofensiva, lo que anula la mitad de las posibilidades de armonizar con Sami Khedira y el propio Xabi Alonso en la también subconsciente pretensión de emular lo que saben producir invariablemente en la vereda de enfrente, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Cesc Fabregas y Lionel Messi.
Así, por adentro, el Madrid se hace imposible consigo mismo y por afuera, un par de esporádicas escapadas para los desbordes de Angel Di María desatan fugaces esperanzas que se evaporan en fracciones de segundo porque la “Cristiano dependencia” no siempre puede resolverlo todo, recuérdese que en un partido de la liga española contra el Granada fue el portugués quien lapidó a su equipo con peinada engominada hacia su propia puerta para el 0-1 con el que acabó el partido, lo que significa que aunque el margen de error sea mínimo, es perfectamente posible que aquél que te lleva generalmente a buen puerto, no esté libre de mandarse de una en mil posibilidades, una macana monumental, así de grande y soberbia como toda la grandilocuente historia madridista.
Con ese panorama, el planteamiento cauto y conservador de los punteros de la Premiere tuvo su premio y otra cosa será esperar en Old Trafford por los restantes noventa minutos donde se supone que la vocación ofensiva de los diablos de Manchester relucirá para sacarse de en medio a un rival que hace por lo menos tres meses está viviendo de la respiración artificial o asistida que les permite Cristiano que anota de a tres-cuatro con la progresivamente disminuida incidencia de sus compañeros Karim Benzema y Gonzalo Higuaín que también sufren un bajón de rendimiento en los últimos meses.
El día que Florentino Pérez metió al Madrid en la lógica marcada por un bautizo maldito —“galácticos”—, fue el día en que se jodió el equipo de Alfredo Distéfano que otra vez necesita una reinvención, independientemente de lo que pueda conseguir en materia de resultados, gracias a Cristiano y al peso simbólico a veces insoportable de esa camiseta que se vende por millones en los cinco continentes del globo terráqueo.
Los cien partidos de Mourinho
La prensa española destacó ayer que José Mourinho “sigue batiendo todos los récords. Es ya el técnico con más victorias conseguidas al llegar a los 100 partidos de Liga, con 75 victorias, 13 empates y 11 derrotas”. ▶▶▶“El gran problema para Mourinho, sin duda, ha sido el bajón del Real Madrid en esta Liga. De haber seguido con los registros de sus dos primeros años, habría superado también a Guardiola. De hecho, Mou había sido el más rápido en alcanzar las 50 victorias en Liga. Necesitó de 62 encuentros mientras que Pep alcanzó el medio centenar de triunfos después de 67 encuentros. ▶▶▶Sin embargo, el desplome llegó este año. El Madrid suma ya cinco derrotas y cuatro empates en lo que va de la Liga, que han alejado al equipo del título y a Mou de otro récord. Aún así, en la historia del club blanco nadie le mejora. Mou cierra con esta su tercera temporada en el Real Madrid. Serán 114 partidos de Liga en total y le quedarán 14 para seguir haciendo historia. Falta por saber si Mou seguirá sumando o cerrará con este número su ciclo en el Madrid.” (Diario Marca de España).
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