Los románticos del fútbol y especialmente los románticos del Real Madrid seguro que no tienen que pensar más de uno o dos segundos para responder sin error a esta pregunta: ¿Dónde estaba usted hace 10 años? Un día como hoy, hace exactamente una década, un genio llamado Zinedine Zidane anotaba con la camiseta del conjunto blanco uno de los goles más famosos en la historia del mejor torneo europeo de la historia.
Un día como hoy, otro genio que desconocía serlo en ese momento, el 'niño' Iker Casillas, se presentó al mundo del fútbol como uno de los protagonistas más decisivos con los que jamás haya contado este deporte. La leyenda de ambos permanece hoy, más viva que nunca.
Eran exactamente las 21.30 horas del 15 de mayo de 2002. En ese instante, el genio francés enganchó de manera mágica e inesperada un balón lejanísimo e imposible que desde la banda izquierda había enviado Roberto Carlos. El impacto de 'Zizou', ligeramente dentro del área grande del rival envió aquel balón Adidas hacia una leyenda que permanecerá siempre viva. Después de recorrer unos 15 metros a unos dos metros de altura sobre el césped del campo de Hampden Park, entró majestuoso por la escuadra derecha del portero Jörg Butt, cuya inútil estirada hizo aún más memorable la acción. "¡Toma!, ¡toma!...", comenzó a exclamar 'Zizou' durante una celebración que también está en las mejores páginas de la leyenda de la Champions: una carrera desordenada con amago incluido hacia el lateral derecho del campo.
La mirada del 'crack', perdida hasta que llegaron sus compañeros a comprobar que no se trataba de un sueño. Su obra de arte, realizada media hora después del gol de Lucio, selló el marcador de aquella final entre el Real Madrid y el Bayer Leverkusen: 2-1. Raúl había abierto el marcador, pero el brasileño empató y el conjunto español parecía irse empequeñeciéndose con el paso de los minutos. Pero Zizou dejó mudos durante décimas de segundo a millones de espectadores en todo el mundo. Tal vez fue por eso por lo que en aquella final, después de aquella obra maestra no podría marcarse ningún gol más en la final.
Por eso y porque el destino quiso que un chiquillo llamado Iker Casillas marcara el antes y el después en su carrera profesional; en su vida. La lesión del portero César Sánchez, titular entonces, fue una convocatoria para otra página histórica no sólo en la historia de la Champions, sino del fútbol.
Hoy, exactamente 10 años después de aquella serie de prodigiosas intervenciones frente al ataque desesperado del Bayer, Iker jamás volvió a ser suplente nunca más. La figura de aquel guardameta no ha dejado de crecer y hoy no ha perdido una sola de aquellas señales que le transportaron a la fama mayúscula. 'Zizou' e Iker, Casillas y Zidane y aquella noche suya mágica en Glasgow son parte del pabellón de las maravillas del Real Madrid y del Fútbol. Ellos dos conquistaron la novena Copa de Europa del club. Hoy, los dos, bajo el mismo escudo, persiguen la conquista de la Décima.
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