La plantilla del Real Madrid celebró ayer su trigésimo segundo título de liga junto a más de 25.000 seguidores que se apostaron entre el estadio Santiago Bernabeu y la Plaza de Cibeles, donde el capitán, Iker Casillas, impuso a la estatua de la diosa la bufanda del club.
Una fuerte lluvia no desalentó a los seguidores madridistas, que en número superior a los 25.000, según fuentes de la Policía Municipal, contempló el paso del autobús con los jugadores desde el estadio Santiago Bernabeú hasta el lugar donde el equipo festeja sus grandes éxitos.
El tema de Queen “We are the champions”, sonando a todo volumen por los altavoces, recibió a los jugadores en Cibeles, donde les esperaba una multitud de aficionados que agitaban sus banderas y bufandas entre nubes de confeti.
Sobre la pasarela metálica que circundaba la fuente, los jugadores bailaron y saludaron a los aficionados antes de que el capitán, Iker Casillas, subiera por una escalera preparada al efecto hasta la estatua de la diosa Cibeles para colocarle, como es tradicional, una bufanda del equipo en torno al cuello.
“Ha sido una Liga muy difícil, muy sufrida, pero al final la hemos conseguido por toda esta gente que está aquí, que se lo merece todo”, señaló Casillas, que con gestos prometió regresar el próximo año con la décima Copa de Europa.
Los jugadores abandonaron la plataforma coreando el “campeones, campeones, oé, oé, oé” y, enlazados en una locomotora humana, después de festejar el título durante media hora con los congregados, regresaron al autobús para abandonar la plaza.
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