Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, cogió el toro por los cuernos el día después del jarro de agua fría que supuso el empate ante el Espanyol. El presidente puso los puntos sobre las íes después de escuchar a Mourinho decir que la Liga está casi imposible.
El golpe de autoridad de Florentino llega porque el enésimo tropiezo del equipo ha hecho que salten todas las alarmas en el Madrid. No por la Liga, donde la alerta roja había saltado ya desde la segunda jornada, sino por los dos títulos que aún tiene a tiro el conjunto blanco: Champions y Copa. En el seno del club preocupa seriamente que el equipo entre en caída libre y se ponga en peligro lo que resta de temporada.
Florentino Pérez quiere asegurarse el compromiso por parte de la plantilla de que no van a tirar la Liga. Por todo ello, el objetivo prioritario es enderezar la nave.
Pérez quiere evitar a toda costa una debacle liguera por todo lo que puede suponer a nivel deportivo y extradeportivo. La inestabilidad convertiría cada jornada en un incendio que avivaría permanentemente la delicada situación por la que atraviesa el equipo, y pondría en peligro el asalto a los otros dos títulos: Champions y Copa. Además, si ganar la Liga está difícil, la exigencia mínima es el subcampeonato.
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