En una noche desapacible por el frío y el viento, el Benfica congeló al Barcelona (0-0) y la lesión de Messi, el Camp Nou, en un partido en que los portugueses merecieron más y el récord del astro argentino, que aspiraba a superar los 85 goles de Müller, se puso en peligro.
Un mano a mano con Artur en el minuto 85 terminó con Messi tendido en el césped y agarrándose la rodilla izquierda. La Pulga, que había ingresado en el terreno de juego para disputar la última media hora, lo abandonó en camilla.
Fue el triste epílogo de un encuentro para olvidar que ni siquiera sirvió para que los lusos pasaran a octavos de final, porque el Celtic ganó su partido ante el Spartak.
El Benfica, que se jugaba la vida, sabía que si había una noche propicia para sacar petróleo del Camp Nou y seguir vivo en la Champions esa era la de este miércoles. Y los hombres de Jorge Jesús se fueron a por el partido desde el pitazo inicial.
No ganaron la batalla de la posesión, porque eso es imposible contra el Barcelona actual, pero si la de las ocasiones, pues casi todo lo interesante que se vio en la primera mitad se coció en el área azulgrana.
Con empuje y determinación, el conjunto lisboeta aprovechó el agujero negro existente a la espalda de la defensa rival y la velocidad de sus hombres de banda para poner cerco al arco defendido por Pinto.
El guardameta azulgrana, más exigido de lo habitual, tuvo que sacar la manopla para desviar sendos tiros de Lima y John y aguantar un mano a mano con Rodrigo hasta que éste cruzó demasiado un balón que debía haber regalado a Nolito.
Del conjunto catalán, esta vez con una mezcla de suplentes y jugadores del filial, apenas noticias en los primeros 45 minutos: un par de remates forzados de Rafinha y Villa que ni siquiera requirieron la intervención de Artur y algún efectismo inofensivo de Tello.
Con el público del Camp Nou reclamando a Messi para que rescatara el partido del tedio, se llegó al descanso. Nolito, por el Benfica, y Villa, para el Barcelona animaron algo el encuentro tras la reanudación, mientras el '10' se preparaba en la banda para irrumpir en el choque.
Lo hizo por Rafinha entre el delirio de la grada y con media hora larga para dinamitar el récord de Müller. Y el partido subió unas cuantas revoluciones.
Lejos de intimidarse por la presencia de Messi sobre el césped, el conjunto luso adelantó aun más sus líneas, asfixió la salida del balón del Barcelona y endureció el encuentro hasta llevarlo al límite del reglamento. Pero se olvidó de jugar.
Leo lo intentó sin acierto en un par de tiros libres lejanos antes de lesionarse cuando encaraba a Artur en su tercera oportunidad. El Camp Nou se congeló, sino lo estaba ya. El silencio inicial dejó paso a los gritos de '¡Messi, Messi! mientras al crack de Rosario abandonaba el campo en camilla.
Maxi Pereira tuvo la última en el tiempo añadido. Podía haber metido al Benfica en octavos, pero su disparo, se marcho al limbo. Igual que el récord de Messi.
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