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martes, 6 de noviembre de 2012

Video Real Madrid 2 - 2 Borussia Dortmund

A este Real Madrid le gusta la épica. Juega mejor con el agua al cuello, cuando otros equipos se ahogan irremisiblemente. Lo hizo ante el Manchester City y lo ha repetido ante el Borussia Dortmund, aunque en esta ocasión no logró los tres puntos y tuvo que conformarse con el empate (2-2). Fue gracias a un alemán, curiosamente. Mesut Özil dio el pase del gol a Pepe en la primera parte y firmó un lanzamiento de falta espectacular en el minuto 89 que evitó el naufragio en la Champions League. Un desastre que parecía cantado en la primera parte y que se arregló, en parte, en la segunda. Lo que puede cambiar un equipo en tan poco tiempo.

La primera parte del Real Madrid fue un absoluto despropósito. Hizo aguas por todos lados, en especial por una banda derecha, la izquierda del Borussia Dortmund, que parecía una autopista para los veloces atacantes germanos. Si en el fútbol existiese la ‘blitzkrieg’, la guerra relámpago, los amarillos dieron una lección de eso mismo. El 1-2 al final del primer tiempo era un botín escaso para los méritos que hicieron los de Jürgen Klopp.

Los primeros cinco minutos del partido, con el equipo local controlando el balón y mandando, fueron un espejismo. En cuanto el Borussia presionó un poco, el castillo de naipes de José Mourinho se derrumbó. Sin más. Fue un drama ver continuas pérdidas de balón, despistes de cadete, malas caras de Cristiano Ronaldo porque no le llegaban balones en condiciones… No funcionó nada.

Ni siquiera Iker Casillas, que evitó los goles de Schmelzer y Grosskreutz en dos contragolpes velocísimos, pero que luego se comió, en parte, el fuerte disparo de Reus, que le dobló la mano. Claro que en ese primer tanto alemán tuvo mucho que ver Álvaro Arbeloa, que simplemente no estaba donde debía estar.

Cuando peor jugaba el Real Madrid, cuando parecía que estaba muerto y enterrado, cayó del cielo el gol de Pepe. Fue fruto de un córner mal despejado en el que el balón llegó al único alemán que jugaba de blanco. Mesut Özil, que hasta ese momento no estaba fino, firmó un magnífico centro con la izquierda para que el central portugués demostrase su fe en el remate.

Sin embargo, los alemanes siguieron erre que erre y Mario Götze aprovechó un error colectivo de la zaga (Raphaël Varane se come un balón aéreo, Sergio Ramos llega tarde) para, con la ayuda involuntaria de Arbeloa, devolver la ventaja en el marcador a los visitantes, que cerraban 45 minutos espectaculares en el Santiago Bernabéu. Se aventuraban cambios de Mourinho tras el descanso porque algo tenía que hacer el entrenador blanco para evitar la sangría local.
Callejón y Essien, al rescate

Con casi toda la pólvora en el césped y Karim Benzema lesionado, el técnico portugués optó por sacar a José Callejón por un desacertado Gonzalo Higuaín y a Michael Essien por Luka Modric, que no se había enterado de qué iba la película. El primero marcó un gol muy bonito nada más tocar su primer balón, pero el linier levantó la bandera por fuera de juego. Si lo hubo, fue por milímetros.

Tuvo otras dos el que fuera canterano del Real Madrid, pero en la primera su remate se fue fuera por poco y en el segundo se lió ante Weidenfeller, que le sacó el disparo. No obstante, ya había hecho más que el argentino Higuaín en toda la primera parte, y lo mismo el ghanés Essien, que imponía su músculo en el centro del campo y robaba balones. El equipo parecía otro, pero es que era imposible empeorar el esperpento de la primera mitad. El músculo se impuso al talento en la medular.

El dominio pasó a ser claro del Real Madrid, pero el gol del empate no llegaba. Ni siquiera cuando cristiano fusiló a Weidenfeller, que sacó una mano inverosímil cuando se cantaba el gol, o en otra acción en la que el portugués peinó el balón y no llegó al remate Ángel Di María. Para entonces había salido Kaká por Arbeloa en la quema de las naves particular de Mourinho. El brasileño dejó detalles de su clase en varias acciones, pero no fue suficiente.
Özil marca el gol de la noche

Cuando el 1-2 parecía inapelable, Özil firmó el golazo del partido con un lanzamiento de falta en el que pasó el balón por encima de la barrera para ponerlo en la base del poste. Tira pocas faltas el germano porque Cristiano Ronaldo acapara, para mal por su poca efectividad, esta faceta del juego madridista, pero cuando las tira suele llevar peligro.

Un tanto de Özil en el minuto 89 que da la vida al Real Madrid en la Champions. Un tanto que evita un naufragio y que demuestra que el equipo blanco se maneja mejor cuando tiene que apelar a la épica. Lo lleva en los genes aunque esta vez no hubo remontada europea. Con un empate ante el Ajax de Amsterdam en el Bernabéu (lo lógico sería un triunfo local, pero ya nadie puede asegurar eso), los de Mourinho estarían clasificados, pero antes queda la visita al Manchester City, vital para pelear, todavía, por el primer puesto, aunque esto ya parece muy difícil. Lo tienen en su mano los alemanes del Dortmund, con ocho puntos por los siete de los españoles.


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