Los catalanes se preguntan qué es lo que sucede con el considerado mejor futbolista del mundo en la actualidad, mientras el Barcelona no da la imagen de invencibilidad de otros tiempos.
¿Qué pasa con Lionel Messi? La pregunta se repite una y otra vez en toda Cataluña, donde—se sabe—, el Barcelona es la absoluta mayoría. De los últimos 27 partidos disputados por los azulgranas, apenas ha podido completar uno solo.
Los problemas musculares han evitado que el considerado en la actualidad como el mejor futbolista del mundo rinda al máximo de sus posibilidades o, cuando menos, en un nivel de continuidad aceptable.
Messi se lesionó el pasado martes 2 de abril, cuando el Barza visitaba al París Saint Germaine, en el Parque de los Príncipes, en un partido válido para la anterior edición de la Liga de Campeones que terminó con la consagración del Bayern de Múnich, que aplicó un severísimo correctivo a los catalanes.
Aquel diagnóstico no fue intranquilizador: “una lesión en el bíceps femoral de la pierna derecha”, de la que pudo restablecerse medianamente para ingresar en el segundo tiempo de la revancha y eliminar a los parisinos de la competición continental, aunque —ya se lo mencionó— en la siguiente ronda, los bávaros aplastaron a los rojiazules.
En Cataluña tienen en cuenta que Messi sólo jugó, de los 15 partidos de la anterior temporada, sólo un encuentro completo: fue protagonista de la goleada inferida por el Bayern en el Allianz Arena, por cuatro a cero.
Algunos minutos más por aquí y otros por allá, no alcanzaron para que Messi sea decisivo. Si bien es cierto que los desaciertos del egocéntrico portugués José Mourinho privaron al Real Madrid, el único equipo español capaz de enfrentar —y superar, llegado el caso— al Barcelona, permitieron a los “blaugrana” acumular tal diferencia de puntos que los últimos partidos, en los que el argentino no estuvo en plenitud, fueran un paseo.
Es verdad, además, que el verdadero cerebro del Barcelona —ciertamente, uno de los mejores del mundo, pero adicto al perfil bajo— es Andrés Iniesta, quien si llega a faltar causará una catástrofe futbolística en el Barza.
Está claro que éste no es el mismo Barcelona de Josep Guardiola y que todas las piezas deben encajar, mientras Gerardo Martino aceita la maquinaria y queda la duda sobre el éxito de esa misión.
Entonces, a cualquier equipo del orbe, lo único que le queda es apelar al talento de los distintos. Messi no sólo lo es, sino que es único. Y si la principal carta de triunfo falla, ¿qué se puede esperar de los otros diez futbolistas?
En la primera final de la Supercopa de España, el Barcelona se vio superado por el Atlético de Madrid. ¿Se animarán los demás a faltarle al respeto? Por ahora, los catalanes sacan rédito de su ilustre e inmediato pasado, pero, ¿cuánto tiempo más podrá durar el reflejo de esa aura de invencibilidad?
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