Marco Asensio es como “Juego de Tronos”. Todo el mundo está esperando que empiece la nueva temporada. Expectantes e ilusionados porque los días que juega el mallorquín, el aficionado se contiene de gritarle a quien ose tener el balón aquello de: “Dásela a Asensio”.
En apenas una temporada ha dejado claro que es digno de lucir el 10 de James Rodríguez, Özil, Laudrup, Seedorf, Figo.
Es normal que quiera la 10. Cuando un aspirante bate a un campeón de boxeo se queda con su cinturón y eso ha ocurrido esta última temporada entre Asensio y James.
El español, con sus 20 años, se plantó en verano con todas las ganas y todo el talento del mundo dispuesto a comerse por los pies a cualquiera. Volvía de Erasmus con la sensación contraria a la que vuelve un estudiante, sabiendo que había aprovechado el año.
Fue titular en la Supercopa de Europa vs. Sevilla que fue triunfo para el Real. Su misil a la escuadra de Sergio Rico fue el prólogo de una temporada de fuegos artificiales.
Marcó en su debut en Liga, en su primer partido de Champions, en el de Copa del Rey y se guardó para los capítulos finales dos pelotazos. El golazo al Bayern y la puntilla ante Juventus en la final de la Champions en Cardiff.
Asensio ha tenido una temporada que lo ha marcado a fuego en Madrid con dianas importantes para el vigente bicampeón de Europa.
No se recuerda una irrupción así de ilusionante desde Raúl Gonzales. Ambos ganaron la Liga en su primera temporada y levantaron su primera Champions el año que soplaban 21 velas de cumpleaños.
El mallorquín relegó a James, un fichaje de 75 millones de euros, un jugador que fue goleador del Mundial 2014 con su selección y que a priori tenía más oportunidades en la Casa Blanca.
Marco lo hizo quedándose en la grada sin recamos cuando le tocaba, respondiendo en cancha. Aprovechó cada oportunidad para consolidarse como figura importante en el equipo que dirige Zinedine Zidane.
El Real Madrid tiene un 10 para 10 años.
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