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lunes, 29 de febrero de 2016
Luis Suárez, el depredador más humilde del fútbol
Es el barcelonista Luis Suárez (Salto, Uruguay, 1987), el depredador más humilde del fútbol mundial, un tipo que se sabe en el lugar adecuado y en el momento oportuno, un futbolista que sonríe cuando se le pregunta si los besos y los abrazos son importantes en el fútbol y que vive su particular 'Carpe diem' como azulgrana.
Desde que llegó a Barcelona y especialmente desde que empezó a jugar tras cumplir una larga sanción en octubre de 2014, Suárez se ha dedicado a tender puentes con Leo Messi y Neymar Jr para formar uno de los tridentes más temibles del fútbol mundial, una relación profesional que se ha trasladado personalmente fuera del terreno de juego.
Entre los tres marcaron 137 goles en 2015, Suárez lleva 41 en los 39 partidos disputados esta temporada, pero insiste que ni él ni Messi ni Neymar miran ni los números ni las estadísticas.
"Disfrutamos del momento que estamos viviendo, del día a día, de que tenemos una grandísima relación dentro del campo, una fenomenal fuera y eso es lo que valoramos. No hacemos ningún un papel ni actuamos para nadie, sino que nos sale de instinto, de nosotros mismos", cuenta Suárez en una entrevista con EFE.
Dice el uruguayo que si ellos tres están bien, "el resto de compañeros van a estar mejor", pero insiste en que uno de los secretos de este Barza es la gran relación existente entre todos los jugadores.
"Tenemos una grandísima relación con todos los compañeros y se ve, andamos a la risa y al abrazo con todos los compañeros, no solo nosotros tres", añade.
Preguntado si los besos y los abrazos son importantes, el termómetro real para medir el estado emocional de un equipo de fútbol, el nueve del Barza aclara: "No es cariño, es apoyo" y comenta: "No tenemos nada planificado, sale todo de adentro y lo que hacemos es disfrutar y si nosotros estamos felices, lo disfrutamos".
Tiene claro el uruguayo que los tres son complementarios y cada uno de ellos tiene su forma de jugar. "Yo no soy como Leo y no puedo pasarme a tres, cuatro, cinco jugadores como lo hace él; no voy a hacer un esprint de no-sé-cuántos metros y ganar en velocidad como hace Ney. Sé cuál es mi forma de jugar y lo que puedo aportar al equipo", ha indicado.
Admite que disfruta jugando, no solo marcando, sino también asistiendo. "Lo que priorizamos es el objetivo grupal. Ninguno de nosotros compite contra los otros, sino que disfrutamos el momento de cada uno", ha insistido.
Personalmente le gustaría tener la zurda de Messi -"que es única en el mundo, admirable" y "el esprint, la pegada y la alegría" de Neymar.
Pese a los demoledores registros goleadores que atesora, Suárez no cree que esté en el mejor momento de su carrera: "Me siento contento, feliz y que estoy ayudando al equipo, que es lo primordial".
Recuerda las escuelas de fútbol por las que ha pasado. Su salida del Nacional de Montevideo y su aterrizaje en Europa, siguiendo los pasos de Sofía Balbi, su novia de entonces, hoy su mujer.
La primera estación fue Holanda (Groningen, Ajax), después Inglaterra (Liverpool), ahora España. "Todos los equipos en los que he jugado, algo me han dejado. Siempre se aprenden cosas nuevas y estando aquí ahora en el Barza, en el mejor equipo del mundo, todavía sigo aprendiendo, aprovechando y disfrutando de los compañeros que tengo en el equipo", insiste.
En una mirada hacia atrás, Suárez recuerda aquellos viajes a Barcelona y a la tienda del Barza para ver el Museo o soñar con aquellas botas de Ronaldinho que entonces no se pudo comprar.
Preguntado sobre si la humildad es un plus para no perder la perspectiva en el fútbol y un componente que ayuda a cohesionar un equipo tan grande como ocurre ahora en el Barza, Suárez asegura que "cuando uno viene de que ha pasado por carencias económicas y ha tenido dificultades para conseguir cosas, siempre las valora muchísimo más y siempre el esfuerzo es máximo".
"La mayoría de los jugadores que estamos hoy en día aquí han sufrido, han luchado mucho para llegar hasta dónde estamos y, bueno, por eso el de aprovechar al máximo cada partido, cada situación que se da, cada posibilidad de ganar un título porque se sufrió mucho desde chico", indica Suárez.
Y recuerda cómo nació su interés por el Barza. "Cuando éramos novios y (Sofía) vino a vivir aquí con su familia, yo venía a visitarla. Después cuando estábamos en Groningen, también veníamos a la ciudad. Fue la época en la que el Barza empezó a ganar títulos, siempre me gustaba el equipo, ver los partidos, conocí a algunos de los jugadores y en los últimos años ya venía más seguido para ver el espectáculo que daban. Eso es lo que me encariñó a la ciudad y al equipo en sí", argumenta.
Llegado a Barcelona, lo que más le sorprendió fue la acogida que tuvo en el vestuario. "Todos tienen una forma de ser espectacular, admirable, han ganado todo, tanto a nivel de selección como con el Barza, han conseguido todo tipo de títulos y que te traten como a uno más y cómo lo viven el día a día, eso es admirable", ha dicho.
Y tras el primer año, Suárez admite que le sorprendió "un poco" llegar y ganarlo prácticamente todo y por la forma en la que el Barza lo hizo. "Vine al Barcelona a conseguir títulos, a hacer cosas importantes y lo pude hacer, esperemos que pueda seguir en esta misma racha", ha añadido.
El nueve del Barza admite que por capacidad y tanto a nivel futbolístico como mentalmente y de tipo colectivo, el Barza está "muy fuerte" para optar a sumar éxitos, aunque "es muy difícil" repetir lo conseguido la temporada pasada.
"Ahora tenemos una linda ventaja en la Liga, la final de Copa, sabemos que (ganar) la Champions es más que difícil. Trataremos de seguir por la misma senda, de seguir, de querer triunfar y dejar huella en el club", ha argumentado.
Aquella sanción que le mantuvo inactivo durante unos cuantos meses y que coincidió con su llegada al Barza solo queda un recuerdo.
Admite que fue el peor momento de su carrera. "Uno se sentía alejado de todo, de las canchas, no podía entrar en ningún campo de fútbol, eso es lo que me dolía más, pero bueno, el fútbol siempre tiene revanchas, tiene vueltas y lo que me quedaba es trabajar y estar en forma para cuando pudiera hacerlo", ha indicado.
A Suárez le gustaría estar "muchísimos años" en el Barza y seguir triunfando, pero es consciente de que el club azulgrana "constantemente está trayendo jugadores, jugadores jóvenes con ambición y hay que respetar esa decisión".
Mide el nueve del Barza cada una de sus palabras y solo sale del guión cuando alguien le hace ver su parecido físico con Ricardo Darín. Mira la pantalla de su móvil, se enfunda una sudadera y a paso rápido abandona la Ciudad deportiva. Suárez sabe que está en el lugar adecuado y el momento oportuno para hacer historia.
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