Que los números de Leo Messi en este inicio de temporada son buenos es algo indiscutible (una docena de goles en 14 partidos oficiales); que La Pulga no está viviendo su mejor momento físico y psíquico desde que es profesional parece evidente. Sólo hace falta ver alguno de sus últimas apariciones para comprobar que no anda fino. A excepción del choque ante el Celta, en el que las intervenciones del portero Yoel le negaron la felicidad individual, el argentino no está, pero se le espera.
Messi se confesó a sus seguidores en las redes sociales: "No estoy en mi mejor momento". Reconocerlo ya es un primer paso. Sin duda, en el vestuario están alterados y su silencio acentúa la preocupación. No acaban de entender si ha cogido miedo a volver a lesionarse, bien si le sucede algo en su día a día que le incomoda o que sencillamente está pagando un verano con demasiados bolos que no le haya permitido aún estar al nivel físico óptimo como para poder demostrar todo su repertorio como en cursos pasados.
De ahí que Martino confíe en el la mejora de Messi comience a verse a partir del miércoles. Llega un Milán tocado y eso hace más peligroso a los italianos. Por eso el triunfo parece ser innegociable. De lograr la victoria el Barcelona, el equipo lomabardo se quedaría con cinco puntos (por 10 de los culés) cosa que casi aseguraría el primer puesto del grupo a los azulgrana teniendo que visitar aún al Ajax y acabar la fase de grupos contra el Celtic.
Cuatro goles. Messi acumula cuatro goles en la Champions (el hat trick contra el Ajax en el Camp Nou y otro en San Siro) en los dos partidos que jugó. Ahora quiere más, pero ¿puede? El miércoles tendrá una nueva oportunidad para enfrentarse a sus miedos o su estado físico. El barcelonismo le espera con ansiedad. Tanta como el Tata Martino y sus compañeros que saben que sin él todo es más complicado.
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