El Barcelona sufrió su primera derrota de la temporada ante el Getafe (1-0) y da un paso atrás en la lucha por el liderato, en poder del Real Madrid, que pasado el primer tercio del campeonato saca seis puntos a los hombres de Pep Guardiola.
El conjunto azulgrana se encontró a un rival demasiado rocoso para sus necesidades. La victoria del Real Madrid ante el Atlético imponía urgencias en el conjunto azulgrana. Perder puntos en el Coliseum podría ser catastrófico para la Liga. Los blancos van a cien por hora y parece que van a perder pocos. Por eso, ganar era imprescindible. Más de tres de desventaja con los hombres de José Mourinho actualmente parece un abismo.
Y, el Getafe, acostumbrado a desgracias esta temporada, parecía un rival accesible. Sin embargo, los madrileños, muy necesitados, plantaron cara al Barcelona. Lo hicieron con inteligencia, utilizando un trivote con Míchel, Mehdi Lacen y el experimentado Javier Casquero. Así, la creación blaugrana iba a sufrir. Por lo menos, en la primera parte, así fue.
Sin Cesc Fabregas, que ni siquiera estuvo en el banquillo por unas molestias musculares, y sin el lesionado Andrés Iniesta, Thiago Alcantara y Sergio Busquets acompañaron a Xavi Hernández en la medular. En el primer periodo, sólo en algunos momentos pudieron controlar el partido. El Getafe, muy bien cerrado atrás y dispuesto para lanzar algún contragolpe mortal, esperaba su ocasión.
Estas llegaron para ambas escuadras a cuentagotas. Pese a que el Barcelona tenía el dominio general de la posesión, en el primer acto hubo empate a oportunidades. David Villa tuvo la primera en el minuto dos del choque y el chileno Alexis Sánchez la segunda al filo del descanso. El portero Miguel Ángel Moyá se encargó de desbaratar ambas.
El conjunto de Luis García las tuvo en las botas del venezolano Nicolás Fedor "Miku" y de Diego Castro. El primero mandó a las nubes un balón procedente de una jugada ensayada y el segundó se topó con Víctor Valdés al final de un contragolpe. La del gallego fue la última del primer tiempo y, con ella, la sensación general indicaba que, a los puntos, estaba ganando el Getafe.
El paso por los vestuarios sentó bien al Barcelona, que en la reanudación agarró la pelota y casi nunca la soltó. Pero enfrente estaba el Getafe, dispuesto a amargar al equipo de Guardiola. Muy bien colocados rodeando a Moyá, casi como si se tratara de un equipo de balonmano, provocaron que tanta posesión azulgrana resultara estéril.
De un lado a otro, los pases se sucedían entre todos los jugadores del conjunto catalán. Bonitos, pero inservibles. Incluso a veces, aburridos. Y, encima, con escasas a puerta. Eso era peligroso. Muy peligroso si delante tenías a un grupo de jugadores necesitados que ahorraban fuerzas para un latigazo que finalmente llegó.
Solo podía ser de una forma. A balón parado y tras un contragolpe. Apenas fue el único acercamiento del Getafe en todo el partido, pero sirvió. Sin rodeos, sin dar vueltas con el balón de un lado a otro. Fue con un saque de esquina que remató Juan Valera a la red de un certero cabezazo. Dos toques, un gol. Todo lo contrario que el Barcelona, que dio infinitos y apenas se acercó a portería.
Entonces, de repente, el necesitado fue el Barcelona. Con un tanto en contra, y el Real Madrid a seis puntos de distancia, tenía que empatar por lo menos. Guardiola sacó a Pedro y a Keita buscando un fútbol más directo, pero ni con esas, el Getafe abrió su tela de araña.
Un tiro de Lionel Messi en el último segundo pudo maquillar el desaguisado, pero los azulgrana se perdieron en sus toques y al final acabaron la jornada a seis puntos del Real Madrid. En estos momentos, eso puede ser una distancia igual que su posesión ante el Getafe: infinita.
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