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domingo, 26 de mayo de 2019

Barcelona no se recuperó de la eliminación en la Champions y ayer perdió la final de la Copa del Rey ante el Valencia



El Valencia acabó con la hegemonía copera de un Barcelona que en España sumaba títulos como rosquillas. “Gané un trofeo ante el Barça de Messi”, es una frase que no muchos futbolistas podrán decir a sus nietos en un futuro. Y los jugadores del Valencia, que no habían celebrado nada los últimos 11 años, lo hicieron posible en el Benito Villamarín para festejar sus 100 años de historia. La velocidad con la que jugaron y los goles de Gameiro y Rodrigo acabaron con el aplastante dominio culé en este torneo durante los últimos años y dan al Valencia su octavo título copero.

Ernesto Valverde se quedó sin el doblete que podía darle tranquilidad a la hora de afrontar la próxima campaña y el recuerdo de la eliminación en Champions le va a perseguir de por vida. El equipo no se recuperó aún y quedó claro en esta final.

Marcelino es la otra cara, estrena palmarés como premio final a una temporada que bien no pudo acabar cuando el Valencia estaba fuera de la Champions y atascado en LaLiga. La confianza de la Directiva y su perseverancia obraron el milagro de cerrar esta temporada con el cuarto puesto liguero y este título más que merecido.

Desde los primeros minutos se vio que el Barça quería la posesión ante un Valencia replegado que esperaba salir a la contra. Controló el partido pero sin asustar a Jaume. La baja de Luis Suárez le dejaba sin referencia arriba, Messi tenía que bajar mucho para que le llegara el balón y le costaba entrar en el área valencianista.

Valencia fue mucho más serio ya que Gameiro culminó de forma magistral un gran pase en profundidad de Paulista a Gayá que el lateral sirvió al francés para que este abriera el marcador de un potente tiro a media altura. Era el 0-1 a los 21’ minutos del primer tiempo.

No tuvo el Barcelona apenas tiempo de reajustar filas ya que 12 minutos después llegó el 0-2. Coquelin metió un pase a Soler, que se fue en velocidad de Jordi Alba, y el centro del canterano lo cabeceó Rodrigo a la red (33’).

El Barcelona estaba tocado pero no hundido y lo dejó claro en los dos últimos minutos de la primera parte con dos buenos remates de Messi y Rakitic que detuvo con acierto Jaume. Este arreón final dejaba claro que los de Valverde iban a dar guerra en la segunda mitad.

La etapa complementaria empezó con un juego menos encorsetado por unos y otros. Fue el Valencia quien avisó primero con un buen disparo de Guedes que se fue fuera por poco.

El Valencia reculó algo consciente de que se le iba a hacer muy larga la segunda parte. Una táctica que no suele funcionar ante el Barça.

Piqué tuvo opciones para el 1-2 tras una jugada de Malcom. El Barça seguía apretando y Marcelino quitó a Gameiro para dar entrada a Piccini. Una clara declaración de intenciones que peor no le pudo salir, ya que al minuto de hacer el cambio llegó el 1-2 obra de Messi. Un córner lo remató Lenglet y el despeje de Jaume le llegó al argentino para rematar a placer. Sexta final de Copa en la que marca Leo.

Quedaba un cuarto de hora y los de Valverde estaban a un gol de la prórroga. Salió Aleña por un enfadado Rakitic como último recurso de Valverde y Piqué acabó los últimos minutos como delantero centro ante un Valencia encerrado en su campo.

El Valencia sufrió lo indecible los últimos minutos pero consiguió su objetivo y un título con el que poner un gran broche final a su Centenario. El Barça cedió su corona y Valverde vuelve a quedar en entredicho.

Ernesto Valverde

DT. Barcelona

No hemos cumplido las expectativas. Es evidente que estamos aquí para ganar títulos”.

Marcelino

DT. Valencia

Es mi primer título y estoy feliz. A nivel profesional, soy el hombre más feliz del mundo”.

Messi abatido

“Tuve decepciones con la Selección y lo sigo intentando”. Ahora sumó un golpe más, aunque con el Barcelona; el segundo al hilo: Champions y Copa del Rey. Lionel Messi habló de la “mancha” contra el Liverpool y ayer perdió la final de la Copa del Rey ante Valencia. Su cara lo decía todo: Dolor, enojo, rabia. Así se sumará a la selección argentina, con la sangre en el ojo y sed de revancha.

Jugó prácticamente solo en la final de la Copa del Rey. Fue el que la quiso ganar, el que la buscó. Es más, marcó el descuento del Barcelona y estrelló una pelota en el palo que bien podría haber sido un golazo más del mejor del mundo.

Dejó el Benito Villamarín masticando un sabor que conoce. Porque si bien es un ganador, Leo también pierde. Y cuando pierde, luego gana. De eso se trata. De volver a verlo reír.

Se enojó cuando sus compañeros le dieron malos pases. Se hizo cargo de las últimas pelotas, las más calientes. Buscó algún socio que le devuelva esas paredes con las que tanto le gusta definir de una. Pero realmente estuvo muy solo. Y extrañó a Luis Suárez, ausente por lesión.

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