El Schalke 04 rozó la gesta en el estadio Santiago Bernabéu (3-4), donde destapó los peores defectos del vigente campeón de Europa, un Real Madrid sin personalidad al que levantó de la lona Cristiano Ronaldo, y se quedó a un solo gol de eliminar a la peor versión del equipo de Carlo Ancelotti.
Siempre en superioridad el conjunto alemán en cualquier rechace, generando segunda jugada, a los diez minutos avisó Choupo-Moting, antes de tener que retirarse lesionado, enganchando desde la frontal un pase atrás que rozó el poste. Era un aviso con argumentos. En el Real Madrid nadie replegaba tras perdida y la falta de intensidad provocaba derrota en cada duelo individual. Kroos salvaba un remate de Huntelaar y a la afición blanca se le agotaba la paciencia. Los silbidos acompañarían el partido.
El primer gol del Schalke llegaba con un error de Casillas a disparo de Fuchs. Sin rival que le encimase, recibió el balón dentro del área sin que Bale siguiese su marcaje, su disparo potente de zurda lo despejó hacia su portería el capitán.
Cristiano se desquiciaba ante la imagen de su equipo y cuando se pedía un líder salió al rescate. Lo hizo tras una mano de Khedira a tiro de Meyer que no señaló el colegiado. Un saque de esquina dio oxígeno al Real Madrid. El testarazo de Ronaldo inapelable a la red.
El holandés Huntelaar es un devorador. Tiene la portería rival siempre en mente. De un balón muerto en la frontal sacó un derechazo a la cruceta y a cinco del descanso se anticipó a todos para mandar a la red el rechace de Casillas al disparo de Meyer. Era el 1-2 y los presentes se preparaban para sufrir.
El Schalke acariciaba la gesta pero Cristiano se empeñó en evitarla. En un arranque de raza, que no de fútbol, el Real Madrid cerró una primera parte para el olvido salvando los muebles. Perdonó Benzema una contra de Isco, Khedira con un centro chuto e hizo volar a Wellenreuther y lo único salvable del partido de Coentrao, un gran centro desde el costado izquierdo, lo remachó a gol Cristiano.
Cuando el Bernabéu respiraba hondo y se disponía a despertar de la pesadilla, con un golazo de Benzema a los 52 minutos, llegó un final de infarto. El francés encontró un balón dentro del área, lanzó dos amagues que sentaron a rivales y marcó a puerta vacía.
Ahora sí era el momento de liberar tensiones pero la noche no estaba para ello. Porque solo cinco minutos después el joven Sané se adueñaba del balón sin un defensa que le saliese al paso y desde fuera del área, con todo el tiempo del mundo, sacaba un zurdazo al ángulo donde no llegaría Casillas. Era el empate a tres.
En el peor día que se recuerda de la defensa madridista, Huntelaar incendiaba el final. Pilló la espalda a Pepe y el pase al espacio de Sané, ayudado por Modric, lo chutó arriba con potencia en un disparo imparable que significaba el 3-4 a seis minutos del final. El madridismo sufrió cada segundo hasta que el colegiado señaló el final del duelo.
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