Lee Seung-Woo (17 años), así se llama el joven jugador que puede dar forma a un nuevo escenario de la eterna disputa que viven Real Madrid y Barcelona y que en los últimos días ha recibido nuevos impulsos por culpa del castigo de la FIFA a la entidad catalana y las consecuencias en forma de denuncias y nuevas investigaciones abiertas, en este caso, a la entidad madridista.
El coreano, fichado como sucesor de Messi por el Barcelona en el verano de 2011, se encuentra en el punto de mira del club blanco como uno de sus objetivos en esa nueva política de fichar talento joven.
Lee lleva sin jugar un partido oficial desde hace poco más de un año y no lo podrá hacer hasta el próximo mes de enero, momento en el que cumplirá los 18 años y ya no tendrá impedimento legal alguno para jugar.
La situación que está viviendo no es del agrado ni del jugador ni de su entorno, que ven cómo su progresión puede sufrir un parón nada adecuado para un niño de 17 años de edad y que ya lleva un año sin competir.
El Real Madrid ha recibido un ofrecimiento en los últimos días respecto a la posibilidad de lograr un fichaje que meses atrás parecía imposible. La herida entre los dos clubes no se ha cerrado y en pocos días se puede abrir otra más en forma de joven talento criado en La Masía, con posible destino a Valdebebas.
Lee forma parte de esos nueve jugadores que la FIFA ha considerado como ilegales y a los que no permite jugar mientras no regularicen su situación, es decir, que cumplan 18 años y ya tengan la potestad de elegir destino.
Lee Seung-Woo llegó al club azulgrana acompañado de Jang Gyeol-hee y de la mano de los agentes Pere Guardiola y Pau Clavero. Llegó a La Masía en 2011, a los 13 años y sin la compañía de sus padres. A partir de ahí, se convirtió en objetivo prioritario del Barcelona hasta que meses después le ficharon.
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