James Rodríguez comenzó el año con un feo incidente de tráfico. El colombiano, que no atraviesa su mejor momento deportivo, tuvo que dar muchas explicaciones a los agentes de la Policía Nacional que le persiguieron camino de Valdebebas el viernes. Así llegó el jugador al primer entrenamiento de 2016, escoltado por un vehículo camuflado que le ordenaba su detención. Llevaban cinco kilómetros reclamándoselo, tras cruzarse con su potente automóvil por la M40.
«Iba a 200 por hora», gritaron los policías a los guardias de seguridad de la ciudad deportiva, en la puerta de Valdebebas, mientras intentaban continuar su caza ya dentro de la instalación. James consiguió escabullirse dentro con su Audi R8 sin atender a las indicaciones que desde el coche de incógnito recibía. Los agentes, frenados en un principio por la seguridad privada del Real Madrid, terminaron accediendo al recinto. Allí les esperaba el futbolista, asimilando lo que acababa de suceder. Los policías le recordaron que había cometido una sucesión de infracciones, como conducir de forma temeraria y darse a la fuga ante la autoridad.
James, muy nervioso, dio pronto su versión. Primero dijo que iba con prisas porque llegaba tarde al entrenamiento y que no había escuchado el sonido de la sirena ni las órdenes de megáfono por culpa del volumen de la música que llevaba en la radio. La respuesta no convenció a la autoridad, que escuchó con atención la siguiente excusa: «Pensaba que era un secuestro». Argumentó James que no se había detenido porque en su país es muy habitual que delincuentes utilicen coches sin identificación policial para fingir detenciones a automóviles de lujo y después secuestrar a sus ocupantes. Temía ese método de asalto.
Operación contra robos de vehículos
James pidió de inmediato disculpas y mostró arrepentimiento ante los dos enojados agentes. Los policías explicaron a empleados del club blanco que estaban patrullando la autopista de circunvalación en una operación contra robos de vehículos de alta gama, muy habituales en esa zona por ser una vía cercana a las áreas residenciales de alto standing del norte de la capital, como la Moraleja o la Finca, urbanización de lujo donde viven la mayoría de los futbolistas del Real Madrid, James entre ellos.
Según los agentes, éste circulaba a 200 por hora, el doble de la velocidad permitida en la M40. La pareja de policías abandonó Valdebebas sin multar al jugador, aunque tanto el protagonista como el Real Madrid daban por hecho que sería denunciado en las próximas horas. Según ha podido saber este periódico, será acusado ante la Delegación de Gobierno de un delito de desobediencia grave, en virtud de la aplicación de la Ley de Seguridad Ciudadana. Y no quedará ahí el caso, porque los policías también preparaban anoche contra James el atestado y posterior denuncia por un delito contra la seguridad vial, que seguramente le termine retirando el permiso de conducir. En febrero de 2013, su compañero Karim Benzema fue cazado a 195 kilómetros por hora en la misma autopista, siendo después sancionado en un juicio rápido con 18.000 euros de multa y ocho meses sin carnet. El francés volvía a su casa de la Finca desde Valdebebas.
El año arranca fatal para James, justo cuando peor le van las cosas en el Real Madrid. Tras ser uno de los mejores del equipo la pasada temporada, atraviesa un periodo de dudas. Las lesiones y su baja forma le han hecho perder brillo en el campo y la confianza de su entrenador, que le ha retirado del campo en varias ocasiones. La última, el pasado miércoles ante la Real Sociedad, con 1-1 en el marcador. Sin él, los blancos lograron ganar después el partido, en la segunda parte. El incidente de ayer no ayuda al 10 ante el club, donde ven con preocupación actitudes poco profesionales en su comportamiento fuera del terreno de juego, en su vida personal. Mañana en Valencia, en partido clave para el futuro de Rafa Benítez, podría perder la plaza como titular.
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