El Barcelona llegaba al partido en pleno bajón después de haber caído en los últimos tres encuentros que había disputado en el Camp Nou. Eintracht, Cádiz y Rayo habían echado por tierra todas las ilusiones de una afición que vio como la Liga y la Europa League se esfumaban con esas derrotas. Las cosas fueron mejorando según se acercaba el partido. Todos los rivales que pugnan con los azulgranas para la segunda posición y para clasificarse para la Champions pincharon en los partidos previos. Sevilla y Real Sociedad no pasaron del empate, mientras que Atlético de Madrid y Villarreal cayeron derrotados. Buenas noticias a falta de lo que haga el Betis. Además, Xavi recuperaba por la mañana a Dembélé y Piqué, además de Ansu Fati.
El Barcelona tuvo que trabajarse el triunfo ante un Mallorca muy cerrado. Xavi contó con una excelente banda izquierda en la que tanto Memphis como Alba fueron una auténtica pesadilla durante todo el encuentro. El conjunto azulgrana no hizo un gran partido, pero sí fue superior a su rival y se impuso por la calidad de sus jugadores para resolver en los momentos claves y culminar una jornada que pareció hecha a medida para sus intereses. Encarriló bien el partido, pero este Barça vive abonado al sufrimiento y el gol de Raíllo a falta de diez minutos puso el suspense en la grada.
Desde el inicio ya se vio que el partido no iba a ser fácil. El Mallorca se pertrechaba atrás con cinco defensas y buscaba la contra en cuanto tenía el balón aunque no llegaba a crear peligro para la portería de Ter Stegen. El Barça, a picar piedra ante una defensa muy poblada. Cargaba todo su juego por banda izquierda y buscaban los desmarques de Aubameyang que tuvo una ocasión clarísima a los cinco minutos, pero su cabezazo fue rechazado por Rico. El Mallorca no se achicó y respondió con otra clara ocasión para Fer Niño que a portería vacía aunque forzado, envió el balón fuera.
El Barça no encontraba fácil el camino hacia la puerta rival. Además a los diez minutos Piqué se echaba la mano al adductor avisando que las molestias habían vuelto. Minutos después tendría que abandonar el terreno de juego. Sin embargo, antes de hacerlo vino la jugada clave del partido. Un excelente pase largo de Jordi Alba lo controló perfectamente Memphis Depay, que volvía a un once como titular, y batía a Rico. Era el gol de la tranquilidad. Si el Barcelona había perdido sus tres últimos partidos en su estadio, uno de los motivos fue que en los tres el rival se adelantó en el marcador. Esta vez no y el Barça golpeaba primero.
El gol no cambió en absoluto el guión. Ambos equipos siguieron exactamente igual y también en la reanudación. El Barça percutaba por esa banda izquierda aprovechando el buen día de Alba y de Memphis. El Mallorca resistía el asedio como podía, pero el partido ya se iba hacia el segundo azulgrana que ahora sí empezaba a dominar y crear peligro sobre el portal de Rico. Y así sucedió a los ocho minutos de la reanudación cuando Busquets aprovechó un rechace para disparar cruzado desde el borde del área a las redes del Mallorca. Y el Camp Nou respiró y se dispuso para la fiesta con el marcador encarrilado.
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