Real Madrid ganó 3-0 al Eibar y sobrevivió a su propia espesura en un encuentro sin ritmo, con poco brillo y que sólo se agitó con la salida al campo de Karim Benzema, que en la última media hora dio más sentido a la victoria blanca.
Después del gasto ante el Tottenham, el cuadro madridista tenía la misión de mantener la intensidad ante un equipo menor que planteó un encuentro alejado de la racanería que provocó una actuación gris de Real hasta la salida de Benzema que arrancó desde el banquillo.
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