El Real Madrid logró en Vallecas una sufrida victoria frente al Rayo, que jugó mejor que su rival en la primera mitad pero no pudo aguantar el empuje en la segunda de los visitantes, que marcaron por medio del portugués Cristiano Ronaldo y el colombiano James Rodríguez y siguen la estela del líder, el Barcelona, que sigue con cuatro puntos de ventaja.
En la previa del choque, Paco Jémez aseguró que tenía un sueño y que ese no era otro que jugar en el derbi mejor que su rival, más allá del posible resultado.
El sueño se cumplió para el técnico franjirrojo, puesto que su equipo, con una de las plantillas con menos presupuesto de la Liga, puso en muchísimos aprietos desde el principio del partido a un Real Madrid que salió de manera contemplativa y se vio superado por el rival.
En el equipo madridista sorprendió la suplencia de Isco, que no ocupaba una plaza en el banquillo liguero desde el 8 de noviembre de 2014, precisamente contra el Rayo Vallecano en el estadio Santiago Bernabéu.
La apuesta del italiano Carlo Ancelotti por el colombiano James Rodríguez no surtió efecto porque el Rayo, con una presión asfixiante y una enorme intensidad, no dejó respirar a ninguno de los hombres ofensivos del equipo blanco, incluida la tripleta formada por Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Gareth Bale, que se mostraron desasistidos y acabaron la primera mitad sin inquietar apenas al Rayo.
De hecho, la mejor oportunidad del Real Madrid en la primera mitad llegó a los 35 minutos, en un fallo de Gael Kakuta en una cesión que David Cobeño, muy atento, supo despejar ante el acecho de los delanteros visitantes.
El portero madrileño, que tuvo que sustituir al argentino Cristian Álvarez minutos antes de comenzar el choque debido a una lesión de éste, rindió a un buen nivel, pese a que no tuvo tiempo ni para calentar y no jugaba un partido oficial con el Rayo desde hace cuatro meses.
Antes del descanso, el dominio del Rayo se pudo traducir en ventaja en el marcador con un remate de cabeza del capitán Roberto Trashorras que Iker Casillas despejó y que levantó de sus asientos a la hinchada local.
El descanso no le vino bien al conjunto madridista, puesto que el inicio de la segunda parte fue similar al final de la primera, con un Rayo dominando el esférico y buscando la portería rival con dos puñales por los extremos, el canterano Adrián Embarba y el francés Gael Kakuta.
Lo que más sorprendió del Real Madrid fue lo desorientado que se mostró con el balón en los pies, puesto que ni el alemán Toni Kroos ni el croata Luka Modric supieron imponer su talento y criterio para manejar los designios de su equipo.
La tensión en el conjunto blanco aumentó a los 50 minutos cuando Cristiano Ronaldo recibió a la espalda de la zaga local, enfiló con velocidad la portería de Cobeño y tras intentar recortar a Antonio Amaya cayó en el área, aparentemente arrollado por el defensor. El árbitro consideró que el portugués fingió la caída y le mostró una cartulina amarilla que le impedirá jugar contra el Eibar.
Esa acción, y el notorio bajón físico del Rayo, despertaron al conjunto blanco, que acumuló dos ocasiones de mucho peligro en los siguientes minutos en las botas de Marcelo y Bale, ambos con disparos desde fuera del área que se marcharon ligeramente desviados.
Esa mejoría del Real Madrid la terminó pagando el Rayo cuando a los 67 minutos Dani Carvajal recibió un balón en el costado derecho, imprimió la quinta marcha para zafarse de Embarba en velocidad y, desde la línea de fondo, puso un balón medido para que Cristiano rematara de cabeza dentro del área.
Con ventaja, el Real Madrid no dio opción a su rival de remontada, pese a que pudo igualar la contienda con un potente disparo desde lejos de Nacho que repelió Casillas, y se encomendó a la imaginación de Isco, que suplió a un alicaído Benzema.
El segundo gol del conjunto blanco no se hizo esperar y James, que recogió un balón de Cristiano en la frontal del área, amplió la ventaja con un disparo ajustado al lado derecho de Cobeño.
El Rayo, con orgullo pero casi sin físico, quiso morir en la orilla del Real Madrid y apretó a su rival hasta el final. Tito, con un disparo cruzado desde dentro del área, pudo reducir distancias en el marcador, pero el partido languideció sin que el marcador se moviera más.
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