Real Madrid, que disfruta de un momento histórico con la conquista de dos Ligas de Campeones consecutivas y la Liga, más un inicio de temporada en la que tiene a tiro ganar las dos Supercopas, recibe a un Barcelona que no se da por vencido tras el 1-3 de la ida y buscará la gesta.
El fútbol es un estado de ánimo y en el presente el del madridismo está por las nubes y el del barcelonista tocado. Así se reflejó en la ida de la Supercopa de España, la oportunidad perfecta para despertar del golpe de perder a Neymar para el Barça, ante su eterno enemigo. El terreno de juego no engaña y la sensación de impotencia ante un rival de dulce, acabó reflejada en el marcador.
Pero no se fía Zinedine Zidane ni sus jugadores, que perdieron el último clásico del Santiago Bernabéu en el último minuto, de un Barcelona herido en su moral y en reconstrucción. La consigna de vestuario es salir a ganar, a hurgar en la herida y conseguir el segundo título de un reto casi imposible, un sextete.
El clásico llega inevitablemente marcado por la polémica de la ida, la expulsión de Cristiano Ronaldo y su reacción con un empujón al colegiado. Cinco partidos de sanción es un duro castigo para el portugués.
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