El Barcelona vivirá los dos próximos meses sin su santo y seña en el campo, Leo Messi, que ayer cayó lesionado con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda que obligará a un grupo reducido de sus compañeros a dar un paso adelante sin dilación. Tras el encuentro, Luis Enrique, entrenador del equipo azulgrana, apuntó que no le va a cargar el muerto a nadie para que se eche el equipo a la espalda en ausencia del argentino, pero parece una obviedad que una serie de jugadores deberán crecer en autoridad y ponerse los galones. Han vivido a la sombra de Messi, pero ahora les toca asumir más responsabilidad. Son sus dos socios de ataque, Neymar y Luis Suárez, y el capitán, Andrés Iniesta, quienes deben ponerse los galones y ejercer la autoridad que tenía el excapitán Xavi Hernández. El Barça se siente algo huérfano sin su estandarte, que estará de baja entre siete y ocho semanas (se espera que podría estar para finales de noviembre, ya en el clásico contra el Real Madrid).
EFE
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