Empresas fantasma, paraísos fiscales, investigaciones tributarias, malabares legales en los mejores bufetes de abogados... El lado turbio del fútbol. Y ahora con Cristiano Ronaldo, el inminente Balón de Oro por cuarta vez, en el centro del escenario.
Desde principios de 2009, meses antes de su llegada al Real Madrid, Ronaldo resguardó sus ingresos por derechos de imagen en varias empresas de las Islas Vírgenes Británicas, un paraíso fiscal en el Caribe. Estas compañías funcionaban de manera opaca en un esquema propio de sociedades instrumentales sin actividad real, sin empleados y que operan a través de testaferros profesionales.
Los seis primeros años, Tollin Associates, una compañía radicada en un apartado postal en la ciudad de Road Town, protegió sus 74,8 millones en ingresos publicitarios. En 2015, otras dos empresas caribeñas en el mismo paraíso fiscal y con la misma dirección que Tollin, Adifore Finance y Arnel Services, le compraron sus derechos de imagen hasta 2020 por otros 75 millones. La operación se realizó a través de Mint Capital, compañía vinculada al empresario Peter Lim, y acabó en una cuenta suiza del jugador.
Ronaldo generó así casi 150 millones de euros en publicidad y, gracias a la opacidad de su estructura, en un principio sólo pagó directamente al fisco español 5,6 millones por ello, menos del 4% del total.
Lo hizo además de una tacada, en la campaña de la Renta de 2014. El fin de los privilegios de los deportistas con la Ley Beckham, unido a la preocupación por las inspecciones de Hacienda a clientes de Mendes, precipitó el cambio de estrategia para intentar regularizar su estatus.
Con la declaración de ese año, el portugués dejó entrever a la Agencia Tributaria parte de su estructura offshore y expuso ante el ente el método de elusión de impuestos de los clientes de Jorge Mendes: el dinero de los contratos pasa por Irlanda -lo más parecido a un paraíso fiscal en la Unión Europea-, se gestiona en el paraíso de las Islas Vírgenes Británicas y acaba en cuentas en Suiza.
A raíz de ello, hace justo un año, el 3 de diciembre de 2015, el organismo de Hacienda inició una inspección a la estrella del Real Madrid. Tras investigar a decenas de jugadores, abrió expediente a Ronaldo por posibles irregularidades en sus declaraciones del Impuesto sobre la Renta de No Residentes (IRNR) de los años 2011, 2012 y 2013. En el foco, los derechos de imagen y un riesgo mayor para el astro: que indagasen hasta el final en su estructura offshore.
El entramado del delantero tiene una fecha fundacional, el 20 de diciembre de 2008. Ese día formaliza el traspaso de sus derechos a la empresa Tollin Associates, registrada en un edificio en Vanterpool Plaza, en la ciudad de Road Town, en las Islas Vírgenes Británicas. Seis meses antes de que 80.000 aficionados llenaran el Santiago Bernabéu para celebrar su llegada al Real Madrid, Ronaldo definía el primero de sus entramados.
Desde el 1 de enero de 2009 y hasta el 31 de diciembre de 2014, Tollin fue la depositaria de los derechos de explotación de su imagen. El jugador aparecía como receptor de «todos los ingresos percibidos por la sociedad», salvo 20.000 euros anuales y los posibles gastos de gestión. Y, también, salvo la parte de las empresas controladas por Jorge Mendes. Porque unos días después, Tollin transfería el 100% de la explotación de esos derechos de imagen a dos empresas del emporio del agente en Dublín, Multisports & Image Management (MIM) y Polaris Sports, y otorgaba a ambas entre el 24% y el 26,5% de los ingresos publicitarios anuales del jugador. Se trataba de las comisiones del agente.
Con esta estructura, Mendes exprimía las ventajas fiscales para su beneficio y el de sus clientes. Por un lado, aprovechaba la baja tributación en Irlanda para pagar sólo un 12,5% de impuestos por los beneficios de MIM y Polaris. Por el otro, se servía de la opacidad de las Islas Vírgenes Británicas para que las ganancias publicitarias de sus jugadores quedaran ocultas a ojos de los inspectores de Hacienda.
En el caso de Ronaldo, además, el agente explotó al límite las posibilidades de la llamada Ley Beckham, una norma vigente desde 2005 para atraer a directivos y personal de alta cualificación y a la que hasta 2015 podían acogerse deportistas. La medida ofrecía a los extranjeros en España tributar como no residentes, es decir, les permitía pagar impuestos sólo por las rentas obtenidas en el país y a un tipo fijo del 24,75%, frente al máximo del 48% que pagaban las rentas altas de los residentes.
Aprovechándose de esa legislación, los socios de Mendes, con la ejecución de sus abogados en España, el bufete Senn Ferrero, estimaron que de los 74,8 millones ingresados entre 2009 y 2014 por contratos publicitarios, Ronaldo sólo debía tributar por el 20% de algunos contratos. El resto lo consideraron rentas generadas en el extranjero. En los documentos de Football Leaks constan pagos de impuestos por estas cantidades sólo en 2014, cinco años después de su llegada al Madrid.
Marruecos. 20 de diciembre de 2014. El Real Madrid gana el Mundial de Clubes en Marrakech. Se acerca el fin de una era fiscal para el todavía impatriado Ronaldo, pero los asesores del futbolista, Jorge Mendes y sus socios, tienen un as en la manga: su segunda estructura offshore.
El cambio en 2014
Sin esperar a que acabe 2014, justo antes de que el periodo de transición de la Ley Beckham se extinga, Mendes reorganiza el entramado de su cliente más importante. Los derechos de imagen de Ronaldo, hasta 2014 depositados en Tollin, son vendidos en bloque para los seis ejercicios siguientes, hasta el 31 de diciembre de 2020. Y se reparten en dos compañías constituidas en las Islas Vírgenes Británicas. Lo relativo a la explotación a nivel global, alrededor de un 80%, queda asignado a Adifore. Lo ligado a los ingresos en España, aproximadamente el 20% restante, se transfiere a Arnel. Y de una parte y la otra, a través de Polaris, Mendes consigue mantener la gestión de los contratos y asegurarse entre un 10% y un 15% de algunas operaciones.
El mismo 20 de diciembre Ronaldo emite una factura a cada una de las dos compañías que, según sus letrados, tienen detrás al empresario Peter Lim, dueño del Valencia: 63,7 millones a cobrar de Adifore y 11,2 millones a Arnel. En total, casi 75 millones por los ingresos publicitarios de seis años, de 2015 a 2020.
Es decir, los derechos de imagen se tasan en la misma cantidad que la ingresada en los seis años anteriores. Y una vez transferidos a las compañías del Caribe, el radar de Hacienda pierde efectividad. Los 75 millones facturados a compañías vinculadas a Lim tenían como destino la cuenta número 413416 a nombre de Ronaldo en Ginebra, Suiza, en el exclusivo banco Mirabaud. Justo a tiempo para que el jugador sólo tuviera que tributar la cantidad supuestamente producida en España, aproximadamente el 15%. Por esa parte sólo tributaría al 24,75% -porcentaje vigente hasta el 31 de diciembre de 2014-, casi la mitad de lo que le habría correspondido como tipo máximo.
La declaración de la Renta de 2014 es la clave. Por el fin de la Ley Beckham era la última oportunidad para que Ronaldo disfrutase de su status de no residente. Además, Hacienda presionaba a Mendes. Era el momento ideal para intentar cubrir su situación.
En esa declaración, presentada al límite de la campaña, el 30 de junio de 2015, el jugador tributó de una sola tacada la parte de Tollin: los 11,5 millones de euros salidos del subjetivo 20% que habría obtenido por publicidad en España entre 2009 y 2014. Y al mismo tiempo, declaró por la nueva estructura con Arnel: los 11,2 millones, supuestamente la parte perteneciente a España de los 75 millones ingresados por sus derechos de imagen entre 2015 y 2020.
En total, en 2014 tributó por 22,7 de los 150 millones ingresados por publicidad en 12 años, con un pago final al fisco de 5,6 millones. Es decir, desembolsó en impuestos, por sus derechos de imagen del periodo entre 2009 y 2020, apenas un 4% de lo generado. Y fue gracias a una doble estrategia: la interpretación libre de cuántos de sus contratos declarar y por cuánto; y el beneficio de tributar por lo declarado al 24,75%.
La investigación de Hacienda
De momento, la investigación de la Agencia Tributaria se concentra sólo en los años 2011, 2012 y 2013. Según fuentes consultadas por EL MUNDO, Hacienda podría deducir varias posibles irregularidades en esta etapa. «Ronaldo debería haber declarado todo el dinero de Tollin año a año desde 2009, no de golpe en 2014», explica el prestigioso abogado Rafael Villena, socio fundador del bufete WZR, «además aquel año no le deberían haber dejado tributar sus ingresos de 2015 a 2020. No imagino una autoridad fiscal reconociendo eso como normal». El letrado Peter Duvinage, representante de deportistas, está de acuerdo con sus afirmaciones y añade: «Si al investigar una estructura aparece una empresa en un paraíso fiscal, las alarmas de los inspectores deberían encenderse».
Así, con los antecedentes de las inspecciones a otros clientes de Mendes y a jugadores como Messi, Mascherano o Xabi Alonso, el problema para Ronaldo no es que la Agencia Tributaria considere que ha pagado menos de lo necesario y le imponga una multa económica. La cuestión es si intervendrá la totalidad de la estructura offshore y le reclamará responsabilidades por la misma.
«Hemos conseguido evitar que Hacienda considere que las sociedades que contratan con MIM, en este caso Tallin (sic) son propiedad de los jugadores. Eso no les importa, gracias a Dios», celebraban los abogados, sabedores de que la propiedad real de la estructura podía ser el gran problema para Ronaldo. En los inicios de su caso, los documentos indican que la Agencia Tributaria no acertó a desnudar al completo la estructura fiscal del jugador. Cuestionada por este medio, no ha querido desvelar si finalmente ha logrado hacerlo. Según su abogado en España, Julio Senn, el expediente «está abierto y, por ahora, en fase de instrucción». Gestifute, asegura que «Cristiano Ronaldo está al día de sus obligaciones fiscales en España».
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