Si hubo un sincretismo especial que ha ayudado en la recuperación absoluta y el brillo particular que emana ahora el portero titular del Real Madrid, el costarricense Keylor Navas, ha sido la unión entre su fe hacia Dios y su entrañable amistad con el capitán del Merengue, Sergio Ramos.
Eso, sumado al apoyo de su familia, fue el motor que impulsó al arquero tico a sobreponerse de la lesión que sufrió en junio pasado (tendinopatía aquílea en su pie izquierdo), que arrastró por casi cinco meses. El médico, en ese entonces, le había advertido que debía ser paciente, pues no sería sencillo recobrar el alto nivel competitivo.
Así fue. Keylor retornó a la cancha en octubre pasado. Era obligatorio hacerlo (pese a que no estaba al 100 por ciento ) porque perder mucho tiempo hubiese significado ceder también protagonismo, lo que el costarricense necesitaba para seguir vigente.
Desde ahí hasta la fecha, el meta no se movió del arco blanco. Sus amigos y personas allegadas al club relataron, de acuerdo con abc.es, que no pasa un día en el que el futbolista no parafrasee algún pasaje de la Biblia.
En sus tiempos libres, comparte momentos con uno de sus grandes amigos, Ramos. Ambos se refugian en una de sus fincas y disfrutan de los ratos en familia.
Su actuación fue determinante en los partidos ante el Atlético de Madrid, por la Liga de Campeones, y también lo es en las fechas que corresponden al torneo doméstico español, en el que el Real busca el título.
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